En el Escudo patrio, por ejemplo, la quina es el ícono que representa la riqueza de la flora en el país y, sin embargo, al día de hoy son muy pocos los peruanos que han visto un ejemplar de esta especie con sus propios ojos.
Malú sí ha tenido esa suerte. Pero para encontrar el árbol en su espacio natural tuvo que hacer algunos viajes agotadores: primero en avión a Cajamarca; de allí, cinco horas y pico por carretera hacia Jaén; y luego cuatro horas más de caminata, hasta el bosque montano.
La quina es un árbol muy fuerte –aclara Cabellos–, lo que ocurre es que acá sobrevive bajo una grave amenaza: los bosques de neblina, su hábitat, son territorios en peligro frente a la tala ilegal, la expansión indiscriminada de la frontera agrícola y el cambio climático. De allí a la extinción hay solo un par de pasos.
La quina era usada por los antiguos peruanos para atenuar los malestares de la fiebre desde tiempos sin fechar. Y fue mucho después –con la ocupación española y las ‘expediciones científicas’ escudriñando América en busca de recursos que no conocían– cuando los sacerdotes jesuitas “descubrieron” para Occidente las propiedades curativas de su corteza.
El hallazgo llegaría a Europa justo a tiempo: la malaria diezmaba a la población hacia la década de 1650. “Si la quina y en especial su alcaloide, la quinina, no hubieran sido ‘descubiertos’, se calcula que más de la mitad de la humanidad de ese momento habría muerto”, comenta Malú Cabellos.
Con ‘Árbol de la fiebre’, el proyecto que Malú Cabellos viene trabajando desde hace tres años, la artista intenta sensibilizar sobre la situación de la quina a un público poco habituado a mirar las realidades fuera de la urbe e interpelar indirectamente la relación metrópoli-periferia. Lo que el visitante encuentra en el Centro Cultural Inca Garcilaso es el producto de esos tres años. “La muestra tiene diferentes piezas –explica–; presento fotografías, audiovisuales, intervenciones sobre grabados antiguos, textiles”.
La exposición ‘Árbol de la fiebre’ estará abierta al público en el jirón Ucayali 391 (Centro de Lima) hasta el 3 de septiembre. De martes a viernes de 10:00 a.m. a 8:00 p.m. Y los sábados, domingos y feriados de 10:00 a.m. a 6:00 p.m. El ingreso es libre.