El puente Q’eswachaka, una obra única de la ingeniería inca y un símbolo de la cultura andina, colapsó tras un acto vandálico en la provincia de Canas, Cusco. En la madrugada del sábado 17 de mayo, desconocidos cortaron las cuerdas que sostenían la estructura, provocando su caída en el río Apurímac. Para los habitantes de la zona, esto no es solo la destrucción de un puente, sino la pérdida de una tradición que ha unido a las comunidades por siglos.
Este puente, reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2013, tenía más de 600 años de historia. Cada año, los comuneros realizaban un ritual de cuatro días para renovar las cuerdas de ichu, un pasto andino que aseguraba la estructura. Más que un simple medio de transporte, el Q’eswachaka representaba la conexión entre cuatro comunidades y el legado vivo de la ingeniería inca.

Las autoridades han iniciado una investigación para identificar a los responsables. Aunque aún no se conoce el motivo del ataque, se manejan varias hipótesis. Algunos creen que podría estar relacionado con disputas por tierras o recursos, mientras que otros piensan que fue obra de personas que no entendían el valor cultural del puente. Este hecho ha generado preocupación sobre la protección del patrimonio en el país y la necesidad de mayor educación sobre su importancia.
El Ministerio de Cultura y expertos del proyecto Qhapaq Ñan están evaluando los daños y analizando la posibilidad de reconstruir el puente. Si se lleva a cabo, deberá respetar las técnicas tradicionales que han sido utilizadas por siglos. La comunidad espera respuestas y justicia, mientras se busca garantizar que este tipo de ataques no vuelvan a ocurrir.