Unos extorsionadores se disfrazaron de simples pasajeros para amenazar al conductor de combi para después incendiar su vehículo en una zona agrícola en el distrito de Santa, Áncash.
La combi estaba valorizada en más de 50.000 dólares, quedó totalmente destruida pese al esfuerzo de las autoridades en apagar el incendio. Otra prueba que las extorsiones siguen circulando libremente y dejan a los transportistas en una situación de vulnerabilidad constante.
Días antes, el gerente de la misma empresa fue víctima de un intento de incendio en la puerta de su casa, por no pagar los cupos exigidos. La situación se ha convertido en una constante amenaza para los transportistas, quienes trabajan bajo un ambiente de miedo y riesgo inminente para sus vidas y las de sus familias.
