Su sagrado deber fue defender al Perú
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Por: mayor EP Juan de la Riva Pérez
El 27 de julio de 1834, víspera a la Independencia del Perú, nació en el Puerto de Paita – Piura, un peruano que demostró al mundo que, incluso en la guerra, se respeta la vida, aún la del enemigo. Su nombre, Miguel María Grau Seminario, “El Caballero de los Mares”.
Hijo de Luisa Seminario del Castillo y de Juan Manuel Grau Berrío, Miguel Grau se crio en el puerto de Paita, y con tan solo nueve años se embarcó como grumete en un buque mercante, iniciando así su amor incondicional por el mar y las artes de la navegación.
Siendo muy joven navegó hasta en doce naves diferentes, logrando circunnavegar Asia, Europa y Norteamérica lo que le permite en 1854, ingresar a la Marina de Guerra del Perú como guardia de marina. Sirvió en el vapor Rímac, el pailebot Vigilante y el vapor de ruedas Ucayali, posteriormente, con el grado de alférez de fragata, integró la fragata Apurímac desde 1856.
Por su amplia experiencia en la Marina de Guerra y la Marina Mercante, fue ascendido en 1865 a Capitán de Fragata y, al año siguiente, ya participaba notablemente en el combate de Abtao durante la guerra hispano-sudamericana.
Desde 1875 destacó también por su participación en la política peruana al haber sido elegido como diputado por la provincia de Paita, cargo al que renunció para dedicarse a la Comandancia General de Marina, del 1 de junio de 1877 hasta el 10 de julio de 1878.
La historia del Perú guardaría un lugar muy especial para él, tras el desenvolvimiento de los hechos sucedidos en la Guerra del Pacífico. Grau, al mando del Monitor Huáscar, fue nombrado jefe de la primera división naval logrando derrotar a la flota chilena en el combate de Iquique. Tras hundir a la corbeta Esmeralda el 21 de mayo de 1879 demostró un gesto humanitario al que no estaba obligado, rescató a los náufragos chilenos, por lo que se ganó el respeto del mundo entero, al demostrar que la gloria también convive con la caballerosidad.
El 27 de julio de 1879, coincidentemente en el día de su natalicio, fue ascendió a contralmirante y el 8 de octubre, frente a Punta Angamos, Bolivia, renació como héroe, tras dar su vida en el fiel cumplimiento a su sagrado deber: La defensa del Perú.
Sus restos, inicialmente fueron enterrados en Santiago de Chile, pero en 1890 fueron repatriados y hoy descansa en la Cripta de los Héroes, desde el año 1908.
El Almirante Miguel Grau Seminario, desde la gloria de los héroes, se constituye en un paradigma de honor, valentía e hidalguía; nos hereda la entrega absoluta y el colosal amor por el Perú; digno de imitar y siempre como un modelo a seguir.