El instituto de vigilancia sanitaria, Robert Koch de Alemania, informó que el miércoles 3 de noviembre el país registró un récord de contagios por el COVID-19 desde el inicio de la pandemia con un total de 33.949 casos en 24 horas. El récord anterior se alcanzó en diciembre de 2020, cuando se contabilizaron 33.777 casos.
El país europeo en total cuenta con más de 4,6 millones de personas que han resultado infectadas y según el gobierno en estos momentos sufre una cuarta ola muy severa que está afectando principalmente a los no vacunados. El instituto contabilizó 165 muertes en las últimas 24 horas, con lo que el número de fallecidos por la pandemia en el país llega a 96.192.
«La situación es grave», dijo en la cadena pública ZDF Helge Braun, cercano colaborador de Angela Merkel en la cancillería. «Constatamos ya una carga masiva en los hospitales de Turingia y Sajonia», ambas en el este del país, notificó. «Lo importante es que los ciudadanos entiendan que el invierno será de nuevo problema», añadió el médico de formación, pidiendo «prudencia» a los alemanes.
En tanto, el ministro de Sanidad, Jens Spahn, y sus homólogos de las diferentes regiones alemanas se reúnen el jueves y el viernes en Lindau (sur) para decidir nuevas medidas de restricción. Esta reactivación epidémica ocurre en un contexto político difícil en Alemania, con un gobierno interino con funciones limitadas a la espera de un nuevo ejecutivo tras las elecciones legislativas de septiembre.
Asimismo, Spahn, pidió al conjunto de regiones, competentes en cuestiones sanitarias, a endurecer las normas para los no vacunados, prohibiéndoles el acceso a ciertos lugares o exigiéndoles un costoso test PCR. Algunos como Sajonia o Baden-Wurtemberg ya pusieron en marcha o están a punto de hacerlo.
L.R.N.