En vísperas de la conmemoración del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, la ONU revela que 62 trabajadores del sector han perdido la vida alrededor del mundo en lo que va de año, 84 resultaron heridos y 34 fueron secuestrados. En su inmensa mayoría, se trata de trabajadores locales que prestan auxilio en regiones afectadas por desastres y en primera línea de conflicto.
Las Naciones Unidas han advertido que 2023 será otro año con un elevado número de víctimas entre el personal humanitario. El anuncio tiene lugar en vísperas del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, que se celebra cada 19 de agosto con el objetivo de honrar a quienes alrededor del mundo están comprometidos en ayudar a las comunidades a las que sirven, adentrándose profundamente en las regiones afectadas por desastres y en la primera línea del conflicto.
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) recuerda que los trabajadores humanitarios no tienen otro propósito que salvar y proteger vidas, así como auxiliar a los afectados atendiendo sus necesidades básicas para sobrevivir. Trabajan codo a codo con las comunidades a las que sirven y brindan esperanza en su día a día.
Sin embargo, en lo que va de año, 62 trabajadores humanitarios han perdido la vida en las crisis sufridas alrededor del mundo, 84 resultaron heridos y 34 fueron secuestrados, según datos provisionales del equipo de investigación de la Base de datos sobre la seguridad de los trabajadores humanitarios, un proyecto de los consultores de Resultados Humanitarios. El año pasado, el número anual de víctimas mortales ascendió a 116.
Ataques contra personal humanitario en África
Sudán del Sur lleva varios años consecutivos ocupando los primeros puestos en inseguridad. Hasta el 10 de agosto, se habían registrado 40 ataques contra trabajadores humanitarios, así como 22 víctimas mortales.
Sudán figura en segundo lugar, con 17 ataques a trabajadores humanitarios y 19 víctimas mortales en lo que va de año. Este número supera cifras que no se veían desde el pico del conflicto de Darfur entre 2006 y 2009.
También se han registrado víctimas entre los trabajadores humanitarios en la República Centroafricana, Malí, Somalia y Ucrania.
Unos 444 trabajadores humanitarios fueron atacados el año pasado. El año anterior, 460 humanitarios fueron atacados, resultando en 141 muertes.
© OCHA
Joyce Asha Laku, se incorporó a la OCHA en 2013 como oficial nacional sobre el terreno en Sudán del Sur.
20 años del atentado suicida en Bagdad
El Día Mundial de la Asistencia Humanitaria de este año también marca los 20 años del atentado suicida de 2003 contra la sede de la ONU en el Hotel Canal de Bagdad, Iraq, atentado que cobró la vida de 22 miembros del personal de la Organización. Unas 150 personas más, personal humanitario local e internacional que ayudaba a reconstruir Iraq, también resultaron heridas en aquel fatídico día.
Con motivo del aniversario del atentado y en homenaje a los 22 funcionarios muertos, este viernes se celebró una ceremonia de colocación de coronas en la sede de la ONU en Nueva York.
«Aquella tragedia marcó un cambio en la forma de actuar de los trabajadores humanitarios», afirmó el Secretario General de la ONU, António Guterres, en su mensaje para el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria.
Señaló que, aunque los trabajadores humanitarios son respetados en todo el mundo, también pueden ser blanco de personas que buscan hacerles daño.
Las crisis y los riesgos se multiplican
Este año, la ONU y sus socios se proponen llegar a 250 millones de personas en todo el mundo afectadas por conflictos y otras crisis, lo que supone 10 veces más que en el momento del atentado contra el Hotel Canal, y en medio de un déficit de financiación humanitaria.
«A medida que las crisis se multiplican, es inaceptable que los trabajadores humanitarios se vean obligados a reducir la ayuda a millones de personas necesitadas», declaró Guterres.
Los riesgos a los que se enfrentan los trabajadores humanitarios también se han multiplicado, añadió, citando el aumento de las tensiones geopolíticas, el flagrante desprecio del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos, los ataques deliberados y las campañas de desinformación.
Protección de los trabajadores humanitarios
«El Día Mundial de la Asistencia Humanitaria y el atentado contra el Hotel Canal serán siempre una ocasión de emociones encontradas y todavía crudas para mí y para muchos otros», declaró a principios de esta semana Martin Griffiths, responsable de la ayuda humanitaria de la ONU.
Martin Griffiths añadió que «cada año, mueren en acto de servicio casi seis veces más trabajadores humanitarios que los que murieron aquel oscuro día en Bagdad, y en su inmensa mayoría son trabajadores humanitarios locales. La impunidad de estos crímenes es una cicatriz en nuestra conciencia colectiva. Es hora de que cumplamos lo que tanto hablamos sobre la defensa del derecho internacional humanitario y que hagamos frente a la impunidad de las violaciones».
Griffiths y el jefe de Seguridad de la ONU, Gilles Michaud, han publicado un artículo de opinión en el que piden «proteger a las personas que protegen el mundo«.
Afirmaron que el atentado del Hotel Canal «desencadenó una revisión urgente de los dispositivos de seguridad de la ONU».
Un panel independiente, creado a raíz de la tragedia, reconoció la necesidad de nuevos enfoques que garantizaran «un equilibrio aceptable entre los objetivos operativos y la seguridad del personal en entornos de alto riesgo», recordaron.
«El Grupo recomendó que se invirtiera en un nuevo sistema de gestión de la seguridad de las Naciones Unidas, adecuadamente financiado, cuyo núcleo fueran los más altos niveles de profesionalidad, experiencia y responsabilidad», añadieron.
Como resultado, en 2005 se creó el Departamento de Seguridad de las Naciones Unidas con el mandato de liderar una estrategia colectiva de la seguridad.
No un objetivo
Los funcionarios de la ONU destacaron la necesidad de que el personal humanitario pueda acceder con seguridad a las poblaciones afectadas, afirmando que «las estrategias de seguridad deben escuchar y estar en sintonía con las dinámicas y sensibilidades locales».
Pidieron un mayor apoyo internacional, incluso para educar a las partes beligerantes sobre sus obligaciones de respetar, proteger y prestar apoyo a los trabajadores humanitarios.
«Significa exigir, de forma clara e inequívoca, el fin de los ataques directos o indiscriminados contra civiles, no combatientes y trabajadores humanitarios durante los conflictos, en violación del derecho internacional humanitario», afirmaron.
«Y requiere que desafiemos la desinformación y la información errónea que cada vez más los ponen en peligro de ser atacados y socavan las operaciones humanitarias», concluyeron.
Homenaje a los colegas caídos
En el artículo de opinión también se subraya la necesidad de mantener una diplomacia de alto nivel que apoye las operaciones humanitarias y el acceso a las mismas, especialmente en situaciones de conflicto intenso, ya que «la experiencia reciente demuestra que es posible alcanzar acuerdos genuinos, incluso cuando la paz parece una posibilidad lejana».
Un ejemplo fue la evacuación de cientos de civiles de la planta siderúrgica de Azovstal, en la ciudad portuaria ucraniana de Mariupol, el año pasado.
Fue el resultado de una pausa negociada en los combates para crear un corredor humanitario para una misión conjunta de la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
«Mientras reflexionamos sobre los logros de los últimos 20 años y sobre cómo podemos basarnos en ellos para afrontar los retos de los próximos 20, seguimos resueltos en nuestra determinación de proteger a las comunidades a las que servimos, al tiempo que protegemos a nuestro personal», declararon los funcionarios.
«Así es como mejor podemos honrar la memoria de quienes perdieron la vida en el atentado del Hotel Canal y reafirmar nuestro compromiso conjunto con la noble causa a la que sirvieron».
Campaña Estamos Aquí
Ante el aumento desmesurado de las necesidades humanitarias, la ONU y sus socios buscan asistir a casi 250 millones de personas en crisis a lo largo y ancho del mundo, 10 veces más que en 2003.
Pese a los desafíos de seguridad y de acceso, los trabajadores humanitarios comparten la misión de salvar y proteger vidas en todo el mundo. Bajo el lema Estamos Aquí, este 2023 renuevan su compromiso de ayudar a las comunidades a las que sirven, sin importar a quién, ni en dónde.