Hace unas semanas, un caso único en un hospital de República Checa llamó la atención de todo el mundo. Se trata del nacimiento por cesárea de Eliska, una niña que pasó cuatro meses en el vientre de su madre, quien embarazada de 16 semanas tuvo que ser hospitalizada en estado muy grave debido a una hemorragia cerebral por una malformación genética.
En aquella ocasión los médicos certificaron la muerte cerebral de la madre, pero se decidió mantener de manera artificial su respiración y funciones vitales para hacer viable el embarazo.
El 15 de agosto, se afirmaba el nacimiento por cesárea de Eliska, quien en ese momento pesaba 2,130 kg y una altura de 42 centímetros, y también la muerte de su madre, Eva.
Además de alargar la vida de la madre por un tiempo récord, con el objetivo de salvar el feto, el equipo médico y la familia aparentaron condiciones normales para el desarrollo del embarazo.
También, se incluyó una máquina que simulaba que la madre caminaba para generar la sensación de movimiento, para que la bebé tuviera en todo momento la sensación de que todo era normal.
Ahora, la pequeña se encuentra al cuidado de su padre y su tía, quién está ayudando con la lactancia.
Y.O.C.