Con gases lacrimógenos la policía de Estados Unidos detuvo el paso de más de 500 migrantes centroamericanos que intentaron cruzar durante el fin de semana la valla fronteriza que separa a México de Estados Unidos en Tijuana. Ellos formaban parte de una gran caravana, donde la mayoría eran hondureños, que asciende a más de 7,000 migrantes.
Tras el fracasado e inesperado intento de cruzar la frontera, los migrantes centroamericanos aseguraron que ya habían caminado demasiado y atravesado muchos países por lo cual solo buscaban establecer un diálogo con las autoridades estadounidense. Estas personas permanecían en el albergue de Tijuana, México, de donde se alejaron para protestar “pacíficamente” en la garita del Chaparral a las puertas de Estados Unidos.
Tras los hechos, las autoridades de Estados Unidos aseguraron que los migrantes que intentaron ingresar lanzaron también proyectiles a los agentes que se encontraban en el puerto de entrada San Ysidro, San Diego. Dicho suceso ocasionó el cierre de los cruces fronterizos en Tijuana por varias horas.
Ante el fallido ingreso de los migrantes, el Gobierno de México informó que mediante el Instituto Nacional de Migraciones (INM) se deportará de manera inmediata a 98 de los 500 migrantes que participaron en los hechos violentos que se registraron el último fin de semana en El Chaparral, Tijuana.
K.D.C
