El charanguista y cantautor Jaime Guillermo Guardia, falleció a los 85 años, que como artista cultivo la música tradicional siempre fiel a su estilo, sin perder la originalidad en cada tema que él componía.
Ayacuchano de nacimiento, vivía entre los montes de Pausa, tenía familia de músicos, primos, tíos, pero para él estaba prohibido, ahí comenzó su trayectoria como artista. Desde pequeño salía de su casa a escondidas con el charango que le obsequió su primo, no le importaba que las cuerdas este hecho de tripas de chivo, él quería sentir ese placer tocando aquel instrumento que lo hacía feliz a él y a los oyentes.
Su padre le prohibía hacer música, un día Jaime estaba tocando el charango y su padre se asoma cautelosamente, Jaime se dio cuenta e inmediatamente guardo el charango entre matorrales, luego que su padre pasara, él podía gozar de aquel charango que lo hacía tan feliz.
En su trayectoria, Jaime Guardia agradece mucho a su primo por haberle regalado ese charango con madera de sauce y cuerdas de tripas de chivo. Allí descubrió su talento y felicidad, hasta que un día se rompieron las cuerdas de su charango y su madre en manera de consuelo le obsequio una pelota de fútbol, él no cambiaba su charango por nada.
En la década de los 40, viajó a Lima, él un joven de 20 años formándose entre la muchedumbre limeña y así integró el grupo musical La Lira Pausina, curiosamente creado por un paisano suyo, el músico Jacinto Pebe.
Jaime se iba consolidando como artista yendo con su grupo musical a varios coliseos, en uno de sus conciertos conoció al gran escrito José María Arguedas, y este dijo: “¡Qué maravilla, muchacho, te felicito! Esto hay que conservarlo. Este estilo tiene que mantenerlo hasta el final. No te dejes engañar por los empresarios. Ellos te van a ofrecer hasta dinero para que modifiques tu estilo, pero no les hagas caso porque ellos lo que cuidan es su dinero y no la cultura”.
Tras ellos, José María Arguedas, conociendo el talento que tenía Jaime Guardia, le dedicó una de sus novelas, se llamaba Todas las sangres con las siguientes palabras: “A Jaime Guardia, de la villa de Pausa, en quien la música del Perú está encarnada cual fuego y llanto sin límites”.
E. R. A. T.