Varias investigaciones demuestran que el aumento de la frecuencia en la que las parejas tienen relaciones sexuales puede llevar a la disminución del deseo sexual, provocando un cambio en la conducta de la pareja.
Esto genera en ellas un sentimiento de “obligación” para tener sexo, ya que negarse podría llevar a discusiones, generando un conflicto en la relación. Lo mejor sería hablarlo y llegar a la decisión de hacerlo cuando ambos tengan el deseo.
Con esa premisa, las parejas empiezan a aprender que calidad no es lo mismo que cantidad y la comunicación es lo más valioso para mantener en sintonía una relación.
Cuando una pareja empieza a tener problemas en el ámbito sexual, lo recomendable es hablarlo y decidir asistir a un especialista en sexualidad, para que juntos puedan saber el problema y darle solución.
J.A.G