Aunque mucho se ha hablado en los últimos años del “Milagro Económico de Etiopia”, la realidad parece decir lo contrario y ahora con la renuncia del primer ministro de ese país, Hailemariam Desalegn, se ha llegado a un punto álgido de la crisis social y política que golpea a Etiopia desde hace algún tiempo y que amenaza con llevar al país a la anarquía y un conflicto étnico mayor.
El renunciante Desalegn ha argumentado que su renuncia en base a la delicada situación que atraviesa Etiopia, y de la cual, según dice, quiere dedicarse a poner solución desde fuera del gobierno, en el cual llevaba seis años al frente, de la mano de la coalición Frente Democrático Revolucionario Etíope, del que también era presidente y cuyo cargo dejó a disposición en conjunto a su renuncia como primer ministro etíope.
Esto se da en medio del fraccionamiento que se vive en distintas regiones del país, en especial en Amhara y Oromia, donde las etnias dominantes han tenido enfrentamientos con el gobierno, que han dejado varios muertos tras de sí. Por otro lado, en el terreno político los movimientos regionales están tomando mayor auge en pos de reclamar mayores libertades y servicios para las etnias más marginadas de Etiopia.
Cabe recordar en las últimas semanas el gobierno ha liberado a varios presos políticos, tras varios años de denuncias por parte de organismos internacionales para que se respeten los derechos humanos en Etiopia, los cuales se han visto vulnerados en múltiples ocasiones por el uso excesivo de la fuerza que ha tenido el gobierno para reprimir las revueltas sociales, cada vez más comunes en ese rincón del continente africano.
L.I.P.R.