Un cartel y un ramo de flores

Entre tanto alboroto en estas últimas semanas, por la huelga de los profesores, una nueva víctima de la delincuencia, es noticia del día, Rosa Mamani Apaza, quien por una bala perdida dejó de existir.

Sucedió  a las 11 de la mañana en la cuadra 8 de jirón de la unión, cuando unos delincuentes pretendían asaltar a un cambista. Lo que parece preocupante es que sucedió en una de las calles más transitadas de Lima, donde se supone que debería tener más resguardo policías, ya que en esos momentos se llevaba más de 60 días del paro nacional de profesores, muy cerca a la plaza San Martin.

Mamani Apaza, trabajadora de la empresa Innova Ambiental, fue como todos los días a cumplir su deber de limpiar las calles del centro histórico. Sin embargo, el destino quiso que el 29 de agosto del 2017 fuera la última vez que disfrute de la vida junto a sus compañeras de trabajo.

Con tan solo 44 años, esta puneña deja en orfandad a sus dos hijos de 12 y 17 años, quienes la recordaran por siempre como una madre luchadora y amorosa; y sobre todo, recordaran la inseguridad de este país donde sin duda los robos y asesinatos son pan de cada día.

A días después de su muerte, se observa un cartel y un ramo de flores al lado del basurero junto al cual yacía su cuerpo y una mancha de sangre que dejó el impacto de bala en su cabeza llevándola a la muerte instantáneamente. No se sabe si sus compañeras de limpiezas o sus familiares dejaron  el cartel  escrito “Rosa Mamani Apaza presente”, pero sin duda deja al recuerdo todo el sufrimiento y dolor de las personas que también estuvieron en la balacera y que pudo costarle la vida a cualquiera.

 

Y.M.R