Este viernes, Rusia conmemoró el 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, también conocido en el país como el Día de la Victoria, con un imponente desfile militar en la Plaza Roja de Moscú. La ceremonia, encabezada por el presidente Vladímir Putin, reunió a miles de soldados, vehículos blindados, aviones de combate y misiles estratégicos, así como delegaciones militares de países aliados.
La fecha marca el triunfo del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi en 1945, evento que sigue siendo uno de los pilares de la identidad nacional rusa. La Unión Soviética sufrió aproximadamente 20 millones de bajas durante la contienda, lo que convierte el recuerdo de esta victoria en una cuestión profundamente emotiva y simbólica para gran parte de la población.
Durante el acto, Putin pronunció un discurso donde recordó el heroísmo del pueblo soviético y destacó la necesidad de preservar la memoria histórica frente a lo que calificó como «distorsiones» del pasado promovidas por Occidente. “La victoria sobre el nazismo fue un logro común de todos los pueblos soviéticos. Honramos la memoria de quienes dieron su vida por la libertad y la soberanía de nuestra patria”, afirmó.
La conmemoración no solo se limitó a Moscú. En ciudades de todo el país, millones de personas participaron en marchas, eventos culturales y ofrendas florales en memoria de los caídos. El llamado “Regimiento Inmortal”, donde ciudadanos portan retratos de familiares que lucharon en la guerra, volvió a llenar las calles con banderas y cantos patrióticos.
Este aniversario se celebra en un contexto de tensiones internacionales debido a la guerra en Ucrania. Aunque el Kremlin declaró una tregua unilateral de 72 horas, Kiev ha reportado ataques continuos durante las festividades. A pesar de ello, la celebración rusa se ha desarrollado con la presencia de 29 líderes mundiales, incluido el presidente chino, Xi Jinping, como gesto de respaldo diplomático.

Más allá del despliegue militar, el Día de la Victoria representa para muchos rusos una oportunidad para reencontrarse con su historia familiar, recordar los sacrificios del pasado y reafirmar una narrativa de resistencia y orgullo nacional que sigue muy presente en la política y la cultura del país.