Dos niños de 4 y 5 años, nacidos en territorio estadounidense, fueron deportados en secreto junto a su madre mexicana, tras ser detenida por una infracción menor de tránsito en Austin, Texas. La acción, ejecutada por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), revela la vulnerabilidad de ciudadanos menores frente a prácticas migratorias cuestionadas.
La madre de los menores, Denisse Parra Vargas, fue intervenida por agentes del ICE luego de una detención rutinaria, sin recibir asesoría legal ni conocer las implicancias de los documentos que firmaba. Al momento de la expulsión, no se le informó que sus hijos —ciudadanos por nacimiento— serían también enviados a México, un país que desconocen y donde no tienen vínculos directos.

El caso generó indignación entre defensores de derechos humanos y especialistas en migración, quienes alertan que situaciones como esta no son aisladas, sino que responden a una política sistemática implementada durante la administración de Donald Trump, encabezada en materia migratoria por Tom Homan, exdirector del ICE.
“Ser madre de un ciudadano estadounidense no es un pase libre”, declaró Homan, reafirmando la línea dura del gobierno anterior. Sin embargo, expertos legales sostienen que los niños nunca debieron ser deportados sin un debido proceso, ya que gozan de los mismos derechos constitucionales que cualquier ciudadano estadounidense.
El operativo fue realizado sin que Parra Vargas pudiera comunicarse con su abogado ni tomar decisiones informadas sobre el destino de sus hijos. Una vez en Reynosa, México, la familia se encontró sin vivienda, sin recursos y en una situación de extrema vulnerabilidad.