
Un ataque masivo lanzado por Rusia durante la madrugada de este jueves contra la capital ucraniana, Kiev, ha dejado al menos 12 muertos y más de 70 heridos, según el último balance oficial. Este bombardeo, uno de los más mortales desde el inicio de la invasión, ha causado graves daños en varios distritos de la ciudad, especialmente en Sviatoshin, donde varios edificios residenciales fueron parcialmente destruidos.
El Servicio Estatal de Emergencias (DSNS) de Ucrania informó que 42 personas fueron hospitalizadas, incluyendo a seis niños, y la búsqueda de personas atrapadas bajo los escombros aún continúa. El ataque involucró una combinación de drones, misiles guiados y misiles balísticos, con el uso reportado de misiles balísticos norcoreanos KN-23. La Fuerza Aérea ucraniana afirmó que Rusia disparó un total de 70 misiles y 145 drones durante la noche, de los cuales 112 fueron derribados.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, confirmó que ocho de las víctimas fatales estaban entre los ataques, y el ministro del Interior, Igor Klymenko, advirtió que el número de muertos podría aumentar a medida que se continúe la búsqueda entre los escombros. En Sviatoshin, un incendio devastador y la destrucción de dos edificios residenciales han marcado la magnitud del impacto, mientras que se reportaron incendios adicionales en garajes, edificios administrativos y vehículos.
El ataque no solo afectó a Kiev; otras regiones como Zhitómir, Dinipropetrovsk, Járkov, Póltava, Jmelnitski, Sumi y Zaporiyia también fueron blanco de bombardeos. Sin embargo, Kiev fue la más afectada, con áreas enteras todavía cubiertas de escombros y llamadas de auxilio escuchándose desde debajo de ellos.
Este ataque ocurrió poco después de que Ucrania solicitara una tregua ante los recientes bombardeos rusos, una petición que Moscú ha rechazado de manera rotunda. En respuesta a la escalada de violencia, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, decidió acortar su viaje a Sudáfrica y regresar inmediatamente a Ucrania.
Zelenski instó a Rusia a “detener inmediata e incondicionalmente” los ataques, acusando al presidente ruso, Vladimir Putin, de no respetar los esfuerzos de paz. El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Andrii Sibiga, también comentó que Rusia es el verdadero obstáculo para la paz.
Desde el lado ruso, el ministerio de Defensa declaró que los bombardeos no estaban dirigidos a objetivos civiles, afirmando que la operación tenía como blanco la infraestructura militar de Ucrania. Sin embargo, la realidad en Kiev cuenta una historia diferente, con el sufrimiento de civiles atrapados en el fuego cruzado.
Este ataque se produce en un contexto diplomático tenso, donde el expresidente estadounidense Donald Trump ha estado criticando a Zelenski por no aceptar condiciones de paz que implicarían reconocer la ocupación rusa de Crimea. Trump denunció los ataques rusos y expresó su descontento con el timing de estos, indicando que son innecesarios y perjudiciales para cualquier intento de acuerdo.
A medida que se cumplen 1,155 días de conflicto, la situación en Ucrania se vuelve cada vez más crítica, con la población civil soportando el peso de la guerra y la continua amenaza de ataques aéreos. La comunidad internacional observa con preocupación, mientras el futuro del país pende de un hilo.