Un temido sicario peruano, conocido como «Gianfranco 23», fue capturado en Estados Unidos. Este hombre de 39 años dirigía la organización criminal «Los Killers», operando en Ventanilla y zonas cercanas de Lima y Callao. Se le imputan al menos 23 asesinatos, según autoridades de ambos países, y se dice que se tatuaba cada crimen.

El sicario no actuaba solo; su pareja, Mishelle Ortiz Ubillus, era su cómplice, participando en la planificación y ejecución de los crímenes, según la PNP, que posee audios como evidencia.
A pesar de una detención previa en 2021, Torres recuperó su libertad en 2024 y reanudó sus actividades criminales, enfocándose en la extorsión en el Callao. Uno de sus últimos crímenes fue el asesinato de José Seminario Cárdenas, alias «Cañejo», en una disputa por el control de una red criminal. También se le imputa la planificación del asesinato de un policía que trabajaba como guardia de seguridad.
Tras aumentar la presión policial, Torres Navarro y Ortiz Ubillus huyeron a Estados Unidos, ingresando ilegalmente en mayo de 2024. Fueron detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), pero liberados con una comparecencia pendiente. Una orden de captura internacional emitida en julio de 2024 finalmente llevó a su arresto.
Su carrera criminal comenzó en la organización «Los Malditos de Angamos», donde eliminaba rivales para controlar las extorsiones. Esta estrategia violenta le permitió expandir «Los Killers» a distritos como Comas, Puente Piedra, Carabayllo, Ventanilla y el Callao, convirtiéndolo en uno de los criminales más peligrosos del país.