Ricardo Sánchez Serra*
Escuchar a Donald Trump en su discurso ante el Congreso es un deleite anímico que reafirma nuestras convicciones y valores. Su crítica frontal a la propaganda de la desinformación y al constante adoctrinamiento globalista desenmascara la falsa tolerancia promovida por la ideología ‘woke’. Esta minoría ideológica busca imponerse sobre la mayoría, amenazando con destruir los pilares de nuestra sociedad y desafiando el derecho natural. Por ello, es crucial destacar su compromiso de erradicar el “wokeness” de las escuelas, las fuerzas armadas y la sociedad en general.
Si fuera norteamericano, estaría orgulloso de tener un presidente de la talla de Trump. Como ciudadano del Perú o incluso como ciudadano del mundo, me siento tranquilo al saber que sus promesas de paz alejan la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial, o un conflicto nuclear. Espero que persevere en este camino.
Trump ha manifestado su compromiso con la paz, saludando la carta del presidente Volodymyr Zelenski, quien expresó su disposición a negociar un acuerdo «lo antes posible». Según Trump, los rusos también han mostrado voluntad para alcanzar la paz, lo que refuerza su enfoque pragmático en política exterior.
Sin embargo, Zelenski, acostumbrado a adaptar sus discursos según el auditorio, genera desconfianza. En Europa afirmó que la paz estaba «muy, muy lejos», mientras que en su carta a Estados Unidos asegura quererla. Este cambio de postura, como señaló Trump al llamarlo “cómico mediocre”, siembra dudas sobre su sinceridad. Además, Trump ya ha congelado el envío de armas e información de inteligencia a Ucrania, marcando un cambio significativo en la política estadounidense, que esperamos sea una decisión definitiva.
Por otro lado, dudo que los rusos acepten un alto al fuego o una paz circunstancial mientras negocian, considerando los engaños previos, como las promesas incumplidas de la OTAN de no acercarse a sus fronteras o el retiro de las tropas rusas que rodeaban Kiev para firmar el Acuerdo de Estambul. Estos antecedentes refuerzan la complejidad del conflicto.
En otro momento, Trump mencionó que Estados Unidos podría «tomar el control» de Gaza, sugiriendo que su administración estaría dispuesta a intervenir para desmantelar armas y reconstruir la región. También habló de crear empleos y transformar Gaza en un lugar que, según él, «el Medio Oriente pueda estar orgulloso». Sería lo mejor para la paz entre árabes e israelíes.
Volviendo al tema de “América Primero”, Trump a diferencia de otros mandatarios prioriza a Estados Unidos y a sus ciudadanos. Ejemplo de ello son sus políticas arancelarias, diseñadas para proteger la industria nacional y fomentar la producción interna. Además, ha impulsado la independencia energética, la generación de empleos en el sector energético y la revitalización de la industria manufacturera, consolidando su compromiso con el bienestar económico de su nación.
Trump también impactó con momentos profundamente humanos al invitar a familias que habían perdido a seres queridos en circunstancias trágicas. Estas historias reforzaron sus puntos sobre seguridad y justicia. Por ejemplo, mencionó a familias afectadas por crímenes cometidos por inmigrantes indocumentados, subrayando su compromiso con políticas de inmigración más estrictas. Asimismo, rindió homenaje a veteranos y sus familias, destacando su sacrificio por el país.
Finalmente, el sabio excanciller Francisco Tudela, una figura respetada en la política y la diplomacia, calificó el discurso de Trump como “el mejor que he escuchado”. Este comentario refleja su valoración de la claridad, la firmeza y el impacto del mensaje en un contexto global.
*Premio Mundial de Periodismo “Visión Honesta 2023”