INICIO Columna de opinión Campeones por un minuto

Campeones por un minuto

Por: Nestor Diaz Diaz
Periodista: Reg.-N°- 9137 –


Reproductor de Audio

Reproducir audio

La Copa Libertadores de América yase en una final continental, en el mítico estadio Maracaná de Río. Sí, allí donde brilló Pelé con luz propia en una época de ensueño. Una marea de hinchas incaicos toma por asalto las playas cariocas. El equipo peruano pisa el gramado dispuesto a romper la racha de nuestros clubes en competencias internacionales. ¡Es ahora o nunca! Este es el mensaje de nuestro técnico, por fin se dio el suficiente valor a los estrategas nacionales. El lance es televisado por diversas cadenas globales y, desde casas, restaurantes, bares, plazas y centros comerciales, los aficionados se plantan frente a las pantallas, por lo cual las calles lucen vacías para dialogar entre veredas: al fin solas, sin nadie que nos pise. 

   El lance, en su primera mitad, se torna calculador de parte de ambos bandos. El equipo brasileño trata de armarse con un doble pivote: uno que realiza la función estrictamente de marca y el otro que se despliega en la elaboración, sin quitar de vista el pie al borde del reglamento. Sus laterales son veloces en su recorrido hacia el campo contrario, de la escuela de Roberto Carlos o Cafú. Nuestros centrales cuentan con un doble sacrificio cuando estos se animan a cruzar la línea central; el seis es un todo terreno en esos trances. Un remate de media distancia de un volante peruano “saca astillas al madero”; es un anuncio, un presagio de que se puede perforar la red oponente en cualquier minuto. En las estadísticas se pueden observar escasas llegadas al pórtico; se juega mayormente en el círculo central o con cambios de ritmo sin fruto alguno.

   Es momento de editar la formación inicial y exhalar un cambio en el ataque blanquirrojo. Ingresa el fornido muchacho de diecinueve años, de cabellera corta y con unas ganas de comerse, literalmente, a los defensas de Río. Es él quien, a los 15 minutos de la segunda mitad, elabora una jugada desde el sector izquierdo y se desplaza al área para recibir un centro perfecto que, con un cabezazo, lo convierte en gol. – ¡Gol peruano! – grita la multitud en el propio coloso y, en tierras incas, los hinchas se agolpan frente a los televisores Smart. El joven delantero celebra en dirección a una bandera rojiblanca y rinde homenaje a Dios y a la patria. El tablero no se mueve más, bajo la sorpresa y el desconcierto de un Maracaná salpicado en llamas. Aquel equipo peruano se consagra campeón continental en cancha foránea, una utopía.    Seguramente te estarás preguntando qué estoy leyendo, si en nuestros lares no hemos sido cómplices de esas hazañas. Es preciso señalar que Cienciano del Cusco, “el papá”, es el único club que se bañó de oro con la Copa Sudamericana del 2003. Sin embargo, es ineludible para nuestra vista disfrutar y soñar con estos momentos de experiencias sublimes para nuestro fútbol: ser campeones por un minuto. Hablar del momento del balompié nacional es disparar en una guerra al vacío, que no tiene respuesta ni por los soldados ni por los generales. Entonces, esta aspiración se justifica: enrolar en el infinito, en la historia, la palabra “campeones”; soñar es gratis, más aún en una playa de blanca arena. ¿Algún día este anhelo se cumplirá? ¡Centro al área y tú tienes el balón!