Ricardo Sánchez Serra*
Hace unos días el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, se presentó en el Parlamento de la Unión Europea (UE) para exponer las prioridades de Hungría en la presidencia rotatoria del Consejo de la UE.
Por lo que se pudo leer en los grandes diarios europeos y agencias de noticias occidentales, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, “fulminó” y “reprendió” al premier húngaro, por sus posiciones políticas y otros temas, que estaban fuera de la presentación. Dicha prensa, en forma unánime, mostró a la alemana como si hubiera ganado la pelea de gallos.
Hay que señalar que una autoridad europea no es más que un presidente, rey o primer ministro de un país europeo. Respetos guardan respetos.
Los medios, nada objetivos, por cierto, aparte de utilizar calificativos contra Orbán tildándolo en todo momento de ultraderechista, ultranacionalista e incluso fascista -el lenguaje caviar e izquierdista para tratar de desacreditar a los conservadores-, no solo aplaudieron como focas -al igual que los europarlamentarios socialistas- la intervención de von der Leyen, que incluso se extralimitó contra el representante de un país, sino también contra las políticas de la propia nación europea. Hay que señalar que una autoridad europea no es más que un presidente, rey o primer ministro de un país europeo. Respetos guardan respetos.
El odio de von der Leyen hacia Orbán -que viene desde hace nueve años atrás- hace que pierda la ecuanimidad y como dijo Shakespeare “el odio es el veneno que uno toma esperando que el otro muera”.
Orban estuvo explicando los problemas que aquejan a la UE, como el tema migratorio, económico, energético y ambiental, enfocado en su lema “Hacer Europa grande de nuevo”.
Sin embargo, en lugar de debatirse dichos ítems, von der Leyen arreció contra Orban y contra Hungría, al igual que otros eurodiputados, que convirtieron un debate técnico en uno político.
Orban, dando muestras de su experiencia y actuación como estadista, desbarató cada una de las mentiras y desinformación y hasta insultos.
“En 2023, los países occidentales compraron un 44 % más de petróleo a Rusia que antes”
A decir de Orbán, von der Leyen busca un golpe de estado en Hungría y como algunos otros, interviene en sus asuntos internos y pretende trastocar sus valores, porque no le gusta que el país sea independiente.
Orban defendió la dependencia energética de su país y la imposición de una valla alta en las políticas migratorias de la UE, que causaban violencia, homofobia, antisemitismo y violencia contra la mujer (por ello, en venganza, la UE le ha retenido fondos). Cabe mencionar que Orbán ha impuesto el doble de la pena a los que reincidan en delitos de trata de personas. En anterior intervención lo criticaron por compras de hidrocarburos rusos y el respondió que lo hacía con transparencia, mientras otros países europeos hipócritas lo adquirían igualmente, evadiendo las sanciones, pero a través de terceras naciones. “En 2023, los países occidentales compraron un 44 % más de petróleo a Rusia que antes”, aseguró.
“En Hungría trabajan 7000 rusos, en Alemania trabajan 300.000 rusos, en España 100.000 y en Francia, 60.000 y me acusan a mí ¿Es esto justo?”
En un ambiente guerrerista en Europa, se le criticó por su iniciativa de paz que lo llevó a Moscú, Kiev, Beijing, Estambul y Washington. Dicho acercamiento es necesario en primer lugar para Europa, debido que neciamente nadie quiere platicar con Rusia. Toda aproximación es buena para la paz, la seguridad y el bienestar, que es por la seguridad de Europa y de su propio país. Él habló con todos los que pueden hacer posible terminar con el conflicto, a diferencia de las conferencias “de paz”, sin Rusia, que no tienen razón de ser. Mencionó, por ejemplo, lo que publicó el diario británico “si queremos ganar, primero debemos tener el coraje de admitir que estamos perdiendo (ante Rusia)”.
Von der Leyen aseveró la mala política económica en Hungría y Orban le retrucó que su país está el doble por encima del crecimiento del promedio de la UE. ¡Auch!
Dio jocosidad cuando von der Leyen censuró a Orban porque trabajaban rusos en Hungría y este rebatió exponiendo que “en Hungría trabajan 7.000 rusos, en Alemania trabajan 300.000 rusos, en España 100.000 y en Francia, 60.000 y me acusan a mí ¿Es esto justo?”.
También se habló sobre la corrupción en Hungría: «El que tiene techo de vidrio no debe tirar piedras». El Parlamento de UE no tiene moral para hablar sobre este tema en Hungría, expresó el magiar, aunque sin aludir el tema de las vacunas «Pfizergate» de von der Leyen y los sobornos a una diputada en el caso “Qatargate” y de empresas farmacéuticas.
Sobre las políticas globalistas y de género de la UE, el premier húngaro respondió que de acuerdo a la Constitución de su país “el matrimonio es entre un hombre y una mujer” y también se dice que el padre es un hombre y la madre una mujer”. “Eso no podrán cuestionarlo”, aseveró Orbán.
Entonces, señores de la prensa ¿quién dio lecciones a quién?
*Premio mundial de periodismo “Visión Honesta 2023”