Por: Nestor Diaz Diaz
Periodista: Reg.-N°- 9137 –
La final es en Wembley, el mundo se paraliza por noventa minutos, los hinchas cruzan los dedos frente a los televisores; es la gran finalísima de la UEFA Champions League. Real Madrid, el club modelo, les agrade o no a algunos pero, es el de las catorce orejonas (ahora quince); por otro lado Borussia Dortmund, la sorpresa del torneo 2023 – 2024. Los blancos arriban luego de su ya mítica remontada frente al Bayern de Múnich en semifinales y los negriamarillos comieron el pastel del PSG con todos sus millones invertidos; eso demuestra que el dinero no juega en la cancha sino, la actitud, la clase, sudar la camiseta para culminar la cruzada con la bandera flameando en brazos. En las gradas los alemanes palpitan en un solo pulmón con «the Yellow Wall» (el muro amarillo), en referencia al color del equipo; los españoles son mayoría por razones obvias. Ojo que el Borussia ya conquistó una orejona en 1997, al derrotar a la Juventus por 3 dianas a 1. Ambos equipos hasta esta noche de traje se vieron las caras en 14 matchs, todos por la Champions. En ellos se registran 6 victorias del Madrid, 5 empates y 3 triunfos de los teutones.
Los números de líneas arriba por supuesto que no cuentan en esta instancia, solamente son un aliciente para colocar los dígitos de las apuestas o pintar de blanco o amarillo los dichosos libros de la UEFA. Es el último partido de Toni Kroos con la camiseta madridista y no se pasa por alto este acontecimiento del mejor volante de la última década. Él quiso colgar los chimpunes en un grande, compitiendo al máximo nivel y no ir a Arabia o EE. UU. de paseo, de tours (por más millones de dólares), como lo remarcó en una ocasión. El fútbol se enorgullece con integrantes que, a parte del talento con la de cuero, sienten dignidad y son consecuentes con sus acciones. Además se recuerda que Toni Kroos, no jugó el último mundial por considerar una desleal elección a Qatar por parte de la FIFA. Las gradas, el césped, la redonda, los utileros, los hinchas te extrañaremos Toni, sólo queda la Eurocopa y saborear en YouTube los pases perimétricos, con cambio de ritmo y las habilitaciones hacia tus compañeros para cantar unos golazos.
El match arranca con el ingreso de algunos aficionados a la cancha que, las cámaras no los ponchan para no darles «pantalla». El juego se torna en los primeros diez, calculador y el Borussia toma la batuta con arremetidas en el área merengue, las cuales colocan en aprietos a los de Ancelotti. Thibaut Courtois con espléndidas atajadas salva su arco del «baldazo de agua fría», el portero está hecho de acero y simula haber tapado toda la temporada. Por mencionar dos: una clarísima mano a mano con Karim Adeyemi, el belga sale veloz al achique dejándole poco ángulo, minuto 21; otra besó el palo la pelota, dos minutos más tarde Füllkrug en un tiro cruzado es el infortunado. Dominio alemán en la primera mitad, pero le falta el gol, la flor de primavera, la hoja seca de un otoño o el cántico del gallo a las tres de la madrugada. Al Real Madrid no se le debe perdonar de ese modo, si lo haces en cualquier momento te liquida. Desde el banco los asistentes de «Carletto» observan el reloj para que este primer tiempo termine, agonice; y en el descanso orientar el cambio de sistema.
En la segunda mitad el estadio se «tiñe de blanco». Ancelotti cambia el sistema, al pasar del 4-4-2 al 4-3-3, con el que rompieron las líneas de los amarillos a la postre. Se nota mayor movilidad entre los tres de arriba (Vinicius, Rodrygo y Bellingham), que intercambian sus posiciones en diferentes momentos. Además se abrió más huecos y espacios para que Toni Kroos filtre el balón. El replanteo lo dialogó el DT más ganador (cinco Champions League) conjuntamente con sus dirigidos, no fue una imposición. La actitud es otra clave que inclina la balanza hacia el Madrid. Así llega un córner de las botas doradas de Kroos – que él mismo les da mantenimiento – para que Carvajal salte en el área chica y gire la redonda con la cabeza al segundo palo. Golazo de campeonato. Galopan los 74 minutos y la euforia blanca se desata en Wembley. Vinicius Junior hace de las suyas por la banda, un amague «en tres centímetros». Presagio para escribir su nombre en el tablero al anotar el 2 – 0, tras un error en salida del Dortmund; cabe resaltar que Vini anotó también en la final del 2022. El último pitazo de esa magistral noche, abre las gargantas merengues para gritar: ¡Campeones! ¡La 15 es nuestra! Los protagonistas se abrazan, aplauden al respetable, y Nacho levanta la copa al cielo con dirección a Madrid. – «…Esta Champions se gana con sacrificio y calidad. Con uno no es suficiente. Esta plantilla me deja muy satisfecho, porque no siempre jugamos a tope, pero nunca nos rendimos. Siempre peleamos». Concluye Carlo Ancelotti en la respectiva rueda de prensa. ¿Será que el fútbol es un deporte de once contra once, donde siempre gana el Real? ¡Centro al área y tú tienes el balón!