En algunas aldeas de Pakistán es normal encontrar personas que deciden hacer justicia por su propia mano con el apoyo de su comunidad; se reúne los más ancianos en consejos conocidos como “jirgas”, y determinan cual será el castigo para quienes cometen un crimen.
En un país tan marcado por la violencia, no es de extrañar que la “justicia” que imparten sea igual de cruel como el delito que se comete, sobre todo hacia las mujeres y niñas que son quienes más sufren cuando se viola la ley en ese país.
Esto le ocurrió a una adolescente de 17 años, quien fue condenada a ser violada frente a sus padres y al consejo que emitió la orden. La sentencia fue dictada, luego que el hermano de la joven, fuera encontrado culpable de abusar sexualmente de una niña de 12 años.
Los “jirgas” consideraron que “ojo por ojo, hermana por hermana”, sería lo apropiado para expiar las culpas de las dos familias.
Sin embargo ambas madres en desacuerdo con dicha medida, denunciaron el hecho ante la policía, quien luego de practicar los exámenes correspondientes, arrestó a 27 personas presuntamente implicadas.
Este no es el único caso que ha despertado la indignación de la población, en el 2002 una joven de 28 años violada por un grupo de hombres como pena, porque su hermano le había sido infiel a su mujer.
N.R.C.H