Desde años atrás, se venía buscando la forma de hallar o crear un método que pueda fabricar oro. Un claro ejemplo de búsqueda fue Isaac Newton, quien dejó un manuscrito con una fórmula en donde se exponía cómo surge la transformación de metales del precioso mineral.
Cupriavidus metallidurans, bacteria que vive en los suelos enriqueciéndose de los metales pesados, la cual, en el año 2009, a través de un microscopio fue expuesta mientras que expulsaba partículas de oro diminutas alcanzando unos pocos nanómetros de tamaño. Acontecimiento que inició la investigación del espécimen unicelular hallado.
Una bacteria es la solución
Según la revista Metallomics, la batería C. metallidurans desarrolló una resistencia inigualable a diferencia de otros seres vivos en relación con su mecanismo, el cual le permite sobrevivir y como consecuencia, expulsar pepitas de oro.
«Aparte de los metales pesados tóxicos, las condiciones de vida en estos suelos no son malas. Hay suficiente hidrógeno para conservar energía y casi no hay competencia. Si un organismo decide sobrevivir aquí, tiene que encontrar una manera de protegerse de estas sustancias tóxicas», explicó el microbiólogo Dietrich H. Nies, de la Universidad Martín Lutero de Halle-Wittenberg.
No obstante, de acuerdo con las investigaciones de los científicos, la bacteria encontrada no solo expulsa pepitas de oro, sino que dentro de su organismo incluye el cobre, el cual es generado a través de su mecanismo de protección.
Las células microorgánicas permiten el acceso de los compuestos. Una vez que los metales están en su interior, intervienen enzimas que atraviesan un proceso por el que culminan con la expulsión de las particulares de oro.
Según expertos, el hallazgo de la bacteria es una solución significativa para que en un futuro se logre la producción de oro mediante minerales que contengan cantidades de aquel elemento, sin intervención de otros enlaces tóxicos para la creación del oro.