CENTRO AL ÁREA

La voz emblemática de los comerciales peruanos .

Por : Nestor Helí Díaz Díaz

Edmundo Samanez, la voz comercial del Perú.

   Don Edmundo Samanez del Castillo, con su voz elegante al anunciar los comerciales en las emisoras más emblemáticas de aquella época, marcó un antes y un después de la publicidad radial. El que no lo ha escuchado con el oído plantado en la radio a pilas – que funcionaban con antena aérea hacia el techo – o aún más tarde en su auto regresando del trabajo; no ha vivido el majestuoso momento de saborear en 5 segundos los productos o bebidas que él nos presentaba. Si no acariciaste aquella suerte, en YouTube u otra red social puedes deleitar de su enamorada voz. Hernán Vidaure hasta le pidió permiso para imitarlo. – ¿Por qué imitas sólo a Edmundo y Roberto Zegarra?, le cosquillearon en los pasillos de Aramburú. – Yo solamente imito a los mejores, resaltó Vidaure.

  – «Sanafitil, en líquido ungüento para toda la familia», «Cerveza Cristal, la campeona de la calidad, ¡heladiiita! ¿acaso hay otra?», » Vámonos con Fauccet», «Coca Cola, la chispa de la vida», » Saldeandrews, lista al instante para actuar al instante», «Inca Cola, la bebida de sabor nacional», «Caja Huancayo tus ahorros en buenas manos»,  “Tome Sal de Frutas Eno y naturalmente siéntase bien», «Adelante Roberto Zegarra». Algunas de las frases de Don Edmundo, por mi parte, grabadas desde la infancia al simular ser un locutor más, en las tardes antes que el sol de sus últimos suspiros. Su expresión, su vocablo, apaciguaba los veranos y el reloj se detenía por momentos para también escucharlo, luego poder girar con elocuencia y jolgorio al ritmo de los comerciales. Cuando el timbre de su verbo colmaba la casa eran los minutos de no cortar los anuncios – como se estila ahora – más bien era un placer, una delicia para nosotros los oyentes y una pausa genuina de aliento suspiro para Don Roberto Zegarra y Miguel Humberto Aguirre.

   En el encuentro inaugural del mundial de EE. UU. 94 (Alemania vs Bolivia), recibe una llamada el operador desde Lima: – Don Edmundo, anote en un papel el nuevo patrocinador que acaba se unirse a las transmisiones. Samanez escribe brevemente y se arma de ánimo para la publicidad, sabía  que todo el Perú estaba sumergido en RPP. El match ya palpitaba los 30 minutos y Don Edmundo «interrumpe»: «¿Ítalo, Ud. qué condones usa?» – «Los mismos que Ud. Don Edmundo,  condones piel» y el mejor locutor comercial remató: «¡Condones piel, la protección de las parejas responsables!». Se había roto con el tabú, los condones volaron de las tiendas aquel mundial. En el entretiempo «el chato» (Don Ítalo Villarreal, que en paz descanse) como lo llama don Edmundo, le llamó la atención: «¿Como me vas hacer eso al aire?, mi mujer me va matar, yo no uso condón». La cabina fue cubierta por carcajadas, conocedores del éxito que tendría el producto.  Posteriormente era natural oír aquel comercial. Ya al regreso, en el aeropuerto Jorge Chávez le aguardaba el gerente de la marca con un regalo personal, por las fructíferas ganancias obtenidas.  Dicha anécdota me comenta sonriente, mientras degustamos unos sándwiches y para concluir con un par de Cristal heladiiitas.

   – «Nos hospedamos en un sótano de un condominio de Roma, en el mundial de Italia 90». Prosigue.  Eran pequeñas habitaciones que a las justas podían observar la luz a través de la ventana. Salían sólo para transmitir los partidos y algunas escapadas de tours para disfrutar fuera de cabina. Los trenes posaban en estaciones de cuatro pisos y en la misma cantidad de direcciones, con un boleto se podían ir hasta Alemania. En los buses que circulaban por toda Italia tenían que «picar» (descargar su saldo), ya que algunos foráneos se pasaban de vivos y despertaban en la «stazioni di polizia», menos mal que a ninguno de la comitiva de RPP le sucedió tal acción. En una de esas travesías, el bus repleto y Don Edmundo se percata que había dos ancianos parados, al cual los invitó a sentarse en su lugar; y la dama moviendo la cabeza de un lado a otro zanjó: «no signore». La pareja de tercera edad viajó toda la hora de pie. Una muestra de la educación,  la cultura y el respeto al orden por parte de los europeos.

   Don Edmundo Samanez, cusqueño de nacimiento debutó en el micrófono en Radio Tawuantinsuyo de la ciudad imperial,  tras ganar un concurso de locución. En la cual narraba noticias, comerciales, y contaba con programa propio «Una Cita con Eddy», programa musical romántico,  con poemas cortos escritos por él, lo cual generaba algarabía y enamoramiento en la gente joven; que arribaba a la emisora para tan sólo una foto con Eddy. Cabalgaron 8 años en la mencionada frecuencia y viaja a Lima, en busca de nuevos retos. Al inicio visitó varias emisoras y nadie le daba balón. Se presenta al Ministerio de Educación,  y trabaja en un área burocrática. Practica como hobbies el fútbol y vóley. Una mañana de marzo en el restaurante Club de París de la plaza San Martín, recibió la llamada de un amigo cercano a gobierno quien se enteró que se encontraba en la capital. –  ¿A qué viniste a Lima Eddy? – A locución,  a radio. – ¿Y lo estás haciendo? – No encuentro. – ¡Edmundo es el momento!, necesitan un locutor en radio Estación X. Efectivamente, ingresa a Estación X, con su programa «al ritmo de los mejores»,  donde se presentaba dos canciones latinas y una americana. Tal emisora se encontraba en el puesto 20 del ranking radial. Para octubre,  pasado  8 meses caló al cuarto lugar,  gracias a la voz inconfundible de Don Edmundo Samanez. Paralelamente continuaba laborando en el Ministerio de Educación.

   Zoraida Áreas escuchaba el programa y ya se convirtió en su seguidora. Ella contaba con su secuencia en RPP: » música noticias,  noticias música».  Zoraida invita a sus oyentes a recomendar una canción y Don Edmundo, atento también a su secuencia, coge el teléfono y llama.  Contesta el operador,  y le pasa a Zoraida: – ¿Aló Zoraida?. – No sigas sé quien está llamando. (Don Edmundo estaba por pedir la canción de Julio Iglesias, «33 años») – Edmundo Samanez, ¿Qué?, por interno por favor. ¡Soy tu fans! En la mañana escucho tu programa, la música americana. Esa voz no es para que esté ahí,  su lugar es RPP, vente mañana para la prueba,  a las 5 p.m. te espero.  Don Edmundo fue y era el número 136, el último postulante. Y aquel día solamente quedaban 13. Chicho Ferrando, el hijo de Augusto Ferrando graba y Manuel Delgado Parker entre 5  finalistas lo elige. – «Me hacen escuchar a tonterías y al final a la verdadera voz», refutó el empresario. Así empezó la historia del mejor narrador comercial, 33 años en Radio Programas del Perú, número que simpatiza con la canción que estaba a punto de pedir. Coincidencias de un crack. ¡Centro al Área y tú tienes el balón!