Las ONG que integran la red Alliance 2015 informaron que Perú experimentó en 2022 el índice de hambre más alto de los últimos diez años, alcanzando los 19,6 puntos, en comparación con los 17,7 puntos registrados en 2012.
Según este informe, se destaca que las fuertes presiones inflacionarias y la desaceleración económica fueron los principales impulsores de este deterioro económico, social y alimentario en el país.
El director de Helvetas Perú, Kaspar Schmidt, lamentó que, “Al cierre de 2022 entre los departamentos que han perdido más de una década de avances contra el hambre figuran Madre de Dios, Tacna, Moquegua, Tumbes, Lima, Callao, Junín, Ucayali y Apurímac”.
Ante estos desafíos, la representante de Welthungerhilfe para Perú y Bolivia, Susanna Daag, subrayó la importancia de las políticas a corto, mediano y largo plazo, involucrando al sector privado, la sociedad civil, las iniciativas individuales, la academia y la cooperación internacional.
Asimismo, Daag enfatizó la necesidad de proporcionar a los jóvenes un mayor acceso a la educación y formación relacionada con la agricultura y otros aspectos de los sistemas alimentarios.
Finalmente, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), más de 16 millones de peruanos sufren carencias nutricionales, situando a Perú como el país sudamericano con la peor seguridad alimentaria.