Chau Reynoso


Por Nestor Díaz

El barco peruano atracó en el mar de rocas y arena altiplánicas, el Hernando Siles de La Paz fue testigo de la hecatombe, del naufragio de Reynoso (fecha cinco de las Eliminatorias camino al mundial de las tres naciones). Sin enviar al banco su soberbia, alineó un esquema táctico que jugó a la deriva, los salvavidas en aquel momento no sirvieron; a pesar del esfuerzo de los muchachos no localizaron a la nave boliviana. Era como observar un «Boomin Beave», el barco más pequeño de la Armada de Estados Unidos (5,7 metros de largo), el cual no cuenta con bomba alguna; solo sirve para rodear y «pasear» al rededor de los buques de guerra.

A los 20 minutos un zurdazo de Henry Vaca, tras pasividad en la marca, heló a los aficionados rojiblancos que se acercaban de reojo a los televisores. – ¡Quítate esa camiseta!, vociferó un hombre de saco negro a un joven con esperanza, ya no tenemos nada que hacer, el mundial ya fue con ese técnico. Es que la dignidad de la mejor hinchada del mundo está en el lente de todos los flashes. «Los boliches» se bañaron de confianza y las transiciones de pelota se convertían en peligro en el área de Gallese. Transcurrían los 42 minutos, frentazo de Lapadula para la historia (el primer disparo al arco de Perú en estas Eliminatorias). En el segundo tiempo la fortuna estaba echada al tacho. ¿Bryan Reyna con la número 2 en la espalda? Cosas de vestuario desconcertado. El capitán del barco toma nota en su verde pizarra: paso a los libros, soy el más inferior técnico que haya dirigido a la selección peruana; un punto, cero goles en 5 encuentros. Ramiro Vaca la mandó a guardar cuando la tripulación yacía en la arena (2 – 0).

Venezuela toca suelo patrio para la siguiente fecha de las Eliminatorias Sudamericanas. Una ola de hinchas llaneros arman un banderazo a las afueras de su Hotel. Las camisetas rojiblancas desaparecen por la desconfianza que emana el equipo del cabezón, sin embargo; las calles y plazuelas se colman de la vinotinto, como si fueran locales. Cabe precisar que, en la previa a este encuentro en el coloso de José Díaz, se aprecia la trifulca entre hinchas brasileños y argentinos en el Maracaná, lo cual pospuso el match media hora para su inicio. Partido abierto, Perú juega abajo, al pie, con velocidad en contragolpe y planteamiento ofensivo hacia el área rival, con otro rostro en comparación a los combates anteriores; esto simplemente sería una ilusión, un delirio. A los 17 minutos Yoshimar Yotún de cabezazo al ángulo marca el primer gol de la blanquirroja en las Eliminatorias, luego de un desborde y centro supremo de Grimaldo. Diecinueve minutos más tarde el mismo Grimaldo realiza una individual, entra al área y no tuvo ángulo para el remate, los hinchas gritan el gol al vacío. Encuentro de ida y vuelta. Bordea los 40 minutos, la salva el arquero llanero, tras una combinación perfecta de los peruanos, al mismo tiempo; los del Bocha Batista tienen la suya y atacan sin parpadear, Soteldo se lleva las cámaras.

  • ¡Venezuela la remonta chamo en el segundo tiempo, está tocando fino! Asienta a decir un vecino con su camiseta de la vinotinto, mientras devora un cuarto de pollo (dicho color se origina de las fuerzas militares, en especial la Guardia Nacional, cuyas chaquetas son, precisamente, vinotinto), ¡No importa el empate, pero salimos airosos pana! Ya en la segunda mitad el barco pelea sin capitán, los navegantes sin rumbo, sin estrategia de juego. Es donde, a los 53 minutos, arremetida y centro hacia atrás para que Savarino la toque con fuerza, a cobrar. Gol de Venezuela (1 -1). Dos mesas del restaurante saltan sin piedad, la ofensiva contraria fulmina lo que queda de la embarcación. Una comba de media distancia de Lapadula, enciende las gradas por un instante. A falta de 18 para el final se salva Perú, Machís remata desde fuera del área y Gallese desvía la de cuero. «El bambino» y Guerrero «cojean» en el ataque. Cuando moría el combate la chance más clara de los venezolanos: Machís remata dentro del área y «el pulpo» coloca las manos de dignidad.
  • ¡Cómo van ha perder ese gol tan fácil chamo, hubiéramos «ganao»!, alza la voz un comensal con carnet de extranjería. Nos pintaron la cara y rompieron el barco, un barco que se hundió en su propio mar y nunca tuvo capitán. El mundial está más lejos, más distante, más ausente. Chao Reynoso, chao «capitán». ¡Centro al área y tú tienes el balón!