En la muestra se recrean una serie de árboles y plantas, como baobabs, sauces, olivos, mirtos, lavanda y magnolias, entre otros. Allí la figura humana y los árboles constituyen una unidad. Expresan una situación, un sentimiento, siempre asociado a nuestra condición humana. Está, por ejemplo, entre otros, el tema de la maternidad, la infancia, la vejez, la soledad, la vida y la muerte.
“En Boston, Estados Unidos, hay un bosque que se llama Arboretum, que me inspiró para ponerle el nombre a mi muestra. Pero yo quería dar un mensaje de reflexión sobre la naturaleza. Durante la pandemia, cuando estuvimos encerrados, los más felices de la Tierra fueron los árboles y los animales porque nosotros, los seres humanos, les dejamos su espacio”, explica Chichi Uccelli.
Comenta que la serie de sus trabajos comenzó con la escultura ‘Desarraigo’, que es la escultura principal de la muestra. En ella se aprecia a una mujer colgada, cabeza abajo, entre las raíces de un árbol. El árbol, deshojado, en su desesperación, trata de aferrarse a ella. Su esfuerzo será inútil. Pero alrededor de ellos, como promesa de vida, hay otros árboles que simbolizan situaciones humanas.
En ‘Alegoría’ asocias el nacimiento de un niño con un árbol, ¿qué vinculas allí?
Allí se ve que un árbol nace de un hoyo, de la profundidad de la tierra, como un niño nace de la profundidad de una madre. El vínculo es mujer-árbol o mujer-tierra. Cuando hacía estas esculturas, sentía que mis pies eran las raíces; mi cuerpo, el tronco; mis brazos y piernas, ramas, que son todos los caminos que se nos presentan en la vida. Los frutos son los resultados de nuestras decisiones. Además, el árbol está anclado a la tierra, que es el lugar donde vinimos y a donde volveremos.