El Congreso y el Ejecutivo son cómplices de sus intereses

Por: Alejandro Marco Aurelio Capcha Hidalgo.

Periodista: Reg.N°.-4654-

Si bien es cierto todos los peruanos en su momento oportuno hemos expresado nuestra desazón indignante contra el gobierno de Martín Vizcarra, por su política sanitaria nefasta que llegó al extremo de considerarlo genocida, por los 270, mil muertos por el COVID -19, asimismo palabras fuertes con el regente de Fernando Sagasti, y proferir de la corrupción sistemático del corrupto y golpista de Pedro Castillo. Actualmente no podemos obviar el ominoso Gobierno que está llevando a cabo Dina Boluarte, a siete meses al frente del País. Una gestión sin norte que carece de metas y objetivos, sin enfoque social, que inicia un camino de dar mala señales de purulencia política, de ello no nos podemos dar el lujo de mantenernos callado con olor a cómplice por parte de la ciudadanía y declaraciones de los partidos políticos. Ello sería una estereotipada cooperación.

Al caer Castillo, parecería terminar con su pésimo gobierno por la escasa capacidad en los ministerios, y que iba a quedar liquidado. Pero con la presidenta, Boluarte, continúa la crisis; para muestra una deplorable ex ministra en el sector salud, que proliferando diversidades académicas de magister y doctorados no pudo contrastar con el dengue y lo más triste fue derrotado por los mosquitos, El Aedes aegypti. Lo más desvergonzado es que, la ex ministra de Salud, Rosa Gutiérrez, posteriormente es premiada para asumir la presidencia de EsSalud. La salud pública está en la Unidad de Cuidado intensivos, UCI.

No hay que olvidar del dueño que politizó su universidad, y que utiliza su partido político como una empresa y se blinda en el Congreso con sus adeptos para blindar cualquier tema que traspasa sus intereses.  Este caballero se singulariza, y no tiene el mínimo decoro de aliarse políticamente con cualquier gobierno de turno venga de cualquier ideología.

Ahora se entiende apreciados lectores porque los congresistas carecen de convicciones e ideales, y que llegan al poder para desnaturalizar la investidura del Congreso de la República y debilitar los cuestionamientos de oposición parlamentaria al ejecutivo.  Tal es la dimensión evidente del daño de la mayoría de los congresistas que pretenden quedarse hasta el año 2026, para ello existe una complicidad sólida e irrompible. Este es el Congreso que no fiscaliza a Boluarte y el Ejecutivo no hace nada que incomode al primer poder del Estado. De obstinarse en ello, lo que salga de los sufragios entre tres años puede ser un populismo de escaso democracia y de izquierda marxista radical o de derecha. No hay que olvidar que la cajera de la campaña de Perú Libre de Cerrón no merece consideraciones, porque la que es de ideología de una izquierda radical y que delira “justicia” siempre será de izquierda radical.


Debemos revitalizar y accionar, con esta señora que está preparando el camino para sus camaradas. “Justicia” señora, Dina Boluarte Zegarra, para los peruanos.

Hay que subrayar, que en el futuro las organizaciones políticas para participar en elecciones, además de estar organizadas, conocer exhaustivamente la realidad nacional y sus problemas, haber desarrollado soluciones idóneas para cada problema, y estar en condiciones de gobernar eficientemente, y desterrar las improvisaciones.