INICIO Columna de opinión De la desolación a la abominación

De la desolación a la abominación

Antonio Tarazona Ramón
Director de La Tribuna Católica
 
Han transcurrió dos años de cerradas las iglesias en todo el mundo, de la prohibición a los ministros de Dios por parte del alto clero de oficiarse Misas presenciales, bajo el pretexto de acogerse a las medidas sanitarias optadas por la pandemia del coronavirus, medidas al cual Bergoglio acató sumisamente las disposiciones de la Organización Mundial de la Salud. Los sacerdotes estaban impedidos de ir a los hospitales, en donde se escuchaban gritos, llantos, lagrimas, desesperación, en donde los enfermos, los moribundos, solicitaban el que les asista un sacerdote el sacramento de la confesión, la unción de los enfermos, el poder comulgar.

Cerrados las iglesias en todo el orbe, los fieles se vieron impedidos de bautizar a sus hijos, de contraer nupcias, el confesarse ante un sacerdote. Los fieles vieron tapiadas las puertas que conllevaban al retorno del estado de Gracia, puertas que estuvieron abiertas por espacio de dos mil años, recinto en donde era posible el reconciliarse con Dios, el recibir el cuerpo y la sangre de Cristo a través de la sagrada eucaristía. Quedando miles de fieles en estado de angustia, sumidos en vacío existencial, en desolación.
 
El Sumo Pontífice de la Iglesia Católica Francisco, preocupado por mitigar de manera prioritaria la pobreza reflejada en lo social, teniendo la pobreza muchas veces como origen  la avaricia, en el actuar de corruptos gobernantes, en el ocio, en el desorden moral, actos producto del pecado original y del proceder en su libre albedrio del hombre. Bergoglio tomando al pie de la letra el enunciado del padre Chenu precursor de la teología de la liberación al cual el padre Gutiérrez paso a difundir, a aplicarlo de manera prioritaria en los países de Latinoamérica, ha secularizado la teología a grado tal; que la diferencia con el protestantismo casi no existe diferencia alguna,  relativizo la moral,  ha antropomorfizado la teología, tiene al hombre como eje principal, en lo político ha dejado a Dios de lado, la santidad, la salvación del alma el combatir las desigualdades sociales es su prioridad,

Bergoglio paso a implementar acciones enmarcadas en la palabra “Misericordia” de corte inmanentista, carente de toda trascendencia, Francisco a avalado muchas veces asumiendo un silencio cómplice los crímenes realizados en los países que están bajo el mando de dictaduras de corte marxistas, países integrantes del movimiento bolivariano, del socialismo del siglo XXI, como Nicaragua, país en donde Ortega consiente el arresto, el crimen de los opositores a su régimen, Venezuela en donde Nicolas Maduro a expropiado empresas, medios de comunicación, ha mandando a dar muerte a cientos de opositores, periodistas, universitarios, por el simple hecho de oponerse a su gobierno injusto, Maduro día a día que transcurre en rumba a su país a la miseria, al hambre de su población.

Francisco en su accionar, en su inmanentismo, en el relativismo moral que lo embarga, en el difundido culto a la Pachamama, en su ecumenismo que linda con el sincretismo religioso, con la apostasía, su actuar es similar a los miembros pertenecientes a la masonería. Dado que el culto a la Pachamama es similar al culto que abrazan los del grado de “venerables” maestros de la Masonería , quienes se reconocen con la siguiente pregunta ¿quién es tu madre? (en relación al grado que ostenta) y la respuesta que dan es: mi madre es la tierra.

Bajo el pretexto de que los fieles no se contagien de enfermedades, como el coronavirus, y transcurrido los dos años en la que estuvieron las puertas de las iglesias en todo el mundo cerradas, Francisco ha dado la orden de que en las misas presenciales a celebrarse a nivel mundial, se dieran a los fieles la comunión en la mano, acto que paso a ser condenado, rechazado, por miles de católicos considerando ello como un acto aborrecible.

Bergoglio, cabeza principal de la Iglesia católica obvia en su actuar, que el papel principal de la Iglesia es la búsqueda del retorno a la inocencia primigenia que envolvía al hombre en el estado sobrenatural denominado Gracia que conlleva al hombre a la unión con Dios. Estado de Gracia perdida por nuestros primeros padres Adán y Eva al incurrir ambos en desobediencia en pecado original que dio origen a la muerte, a las enfermedades, a la malicia, a la perdida de la vida sobrenatural.
La humanidad acaba de atravesar por la etapas de la desolación y la abominación, hoy en día vemos instaurado y difundido por la más alta jerarquía de la Iglesia Católica el culto a la Pachamama, el relativismo moral, el sincretismo religioso, la promulgación de la llamada Ética de la Tierra, como preámbulo de la llegada del anticristo quien pretenda arrasar a la pequeña iglesia remanente que aun permanece de pie, rebaño fiel a los postulados, a la doctrina, al evangelio, al magisterio, columna y milicia , guardiana y defensora de la única y verdadera iglesia que fuera fundada por Cristo para salvación de la humanidad.