La Academia Francesa fue fundada en el año 1635 por el cardenal Richelieu, principal ministro de Luis XIII, proclamado «jefe y protector» de la institución. En la Francia republicana, esa función recae en el jefe de Estado.
Tiene como misión: «Dar reglas certeras a nuestra lengua y hacer que sea pura, elocuente y capaz de tratar las artes y las ciencias».
La Academia redacta un diccionario y reglas ortográficas.
La lengua reviste una dimensión política y la que defiende no es la de los «especialistas, eruditos, corporaciones», sino que se sitúa entre «el uso y la norma».
Influenciada por el movimiento de la Ilustración, en el siglo XVIII, juega un papel importante con tres diccionarios: la ortografía del 30% de las palabras cambia y aparecen los acentos.
En 1990 cede en algunas cuestiones, como el afrancesamiento de algunas palabras extranjeras. Pero en cuanto a los anglicismos o la escritura inclusiva, mantiene su total rechazo, al considerarlos «un peligro».
Los inmortales
En la actualidad, de los 40 miembros estatutarios de la Academia, sólo 35 son «inmortales». Su título se inspira en el lema de la institución, «À l’immortalité» (A la inmortalidad), que recuerda su misión de preservar la lengua.
Elegidos por mayoría absoluta, los académicos son: científicos, curas, escritores, historiadores o políticos. Entre los más ilustres se encuentran:
- Montesquieu (1727)
- Marivaux (1742)
- Voltaire (1746)
- Chateaubriand (1811)
- Victor Hugo (1841, tras cuatro candidaturas)
- Louis Pasteur (1881).
Emile Zola fue rechazado 25 veces. Y el mariscal Pétain, elegido por unanimidad en 1929, fue excluido en 1945, tras haber encabezado el régimen de Vichy, de colaboración con la Alemania nazi.
La única regla desde 2010 es tener menos de 75 años para presentarse. Pero esto no impidió que Mario Vargas Llosa fuese elegido en 2021, pese a sus 85 años.
El autor de «Conversación en La Catedral» es además el primer miembro admitido en la Academia sin haber escrito nunca en francés. En 1995, la candidatura del español Jorge Semprún, escritor y exministro de Cultura en su país, fue rechazada, a pesar de sus escritos en la lengua de Molière.
Varios extranjeros han pasado por la Academia: el estadounidense Julien Green (1972), el canadiense de origen haitiano Dany Laferrière (2015) o escritores como el cubano-francés José María de Heredia (1970), el rumano-francés Eugène Ionesco (1970) o el argentino Héctor Bianciotti (1996).
En la actualidad, tienen su asiento el novelista de origen ruso Andrei Makine (2016), el poeta franco-británico Michael Edwards (2013) o el escritor francés de origen chino François Cheng (2002).