Por Serguei Lavrov
Canciller de la Federación Rusa
Hoy celebramos el Día del Diplomático. Felicito a todos nuestros colegas -dondequiera que trabajen: en la Plaza Smolenskaya, en las representaciones territoriales del Ministerio de Asuntos Exteriores o en las numerosas misiones en el extranjero- ¡felicito por nuestra festividad común!
La fecha del 10 de febrero está llena de profundo significado para los trabajadores de los Ministerios de Asuntos Exteriores. Simboliza la continuidad del servicio diplomático, demuestra al país y al mundo nuestra solidaridad profesional y los altos ideales de la diplomacia nacional.
Este año celebramos nuestra fiesta con el telón de fondo de la guerra híbrida desatada por Estados Unidos y sus aliados contra nuestro país. No cabe duda de que Rusia resistirá la hora actual de duras pruebas y las superará, haciéndose aún más fuerte. La campaña rusófoba a gran escala, por la que el Occidente colectivo ha estado alimentando el régimen nazi de Kiev durante muchos años, también ha afectado directamente a los diplomáticos. Muchos de nuestros colegas trabajan ahora en condiciones extremas, a menudo con riesgo para su salud y su vida. A este respecto, quisiera mencionar en particular la incansable labor de nuestras instituciones extranjeras, incluidos sus dirigentes, para promover en el espacio mediático de los países de acogida una información veraz y objetiva sobre Rusia y su política interior y exterior.
El personal del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso siempre ha cumplido honradamente y hasta el final su deber para con su Patria y su pueblo. Así será también esta vez. Sigamos haciendo todo lo necesario para proteger los intereses nacionales y crear un entorno exterior favorable para el desarrollo interno sostenible de Rusia, para la mejora del bienestar de sus ciudadanos. El honor y la dignidad de la Patria y de todos nuestros ciudadanos nunca han estado ni estarán sujetos a un compromiso.
Los cambios tectónicos en la política y la economía mundiales, acelerados con el inicio de la operación militar especial el 24 de febrero del año pasado, han esbozado una clara división entre el estrecho círculo de Estados hostiles y el resto del mundo, la mayoría mundial, que busca vías para un mayor acercamiento y una cooperación mutuamente beneficiosa con Rusia. Hemos conseguido no solo mantener, sino también profundizar en muchos aspectos la cooperación igualitaria con la mayoría mundial: los Estados de la Gran Eurasia, África y América Latina. Nuestra política exterior, determinada por el presidente Vladímir Putin, se basa en normas de derecho internacional universalmente reconocidas, principalmente la Carta de las Naciones Unidas, que consagra el principio fundamental de la igualdad soberana de los Estados. Abogamos por reforzar los fundamentos democráticos de las relaciones internacionales en todos los foros internacionales. La amplia respuesta positiva de nuestros socios demuestra claramente la necesidad de este planteamiento. El número de Estados que participan en el Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de las Naciones Unidas, creado en 2021, va en aumento.
La clave de nuestro éxito continuado es la capacidad de cada uno de nosotros para adaptarnos rápidamente a los profundos cambios que se están produciendo en el mundo. Todos, sin excepción, necesitamos seguir avanzando y mejorar continuamente. Deshacerse de estereotipos anticuados. Ampliar la perspectiva profesional, dominar nuevos ámbitos de la política exterior, utilizar activamente las modernas tecnologías de la información y la comunicación.
Hablando de la continuidad, añadiría que el mayor apoyo y guía moral para los diplomáticos rusos proviene de los logros de nuestros grandes predecesores, cuyos nombres han quedado inscritos para siempre en los anales de la estatalidad rusa. Entre ellos, el príncipe Alexander Gorchakov. Este año celebraremos el 225 aniversario de su nacimiento. Realizó una enorme contribución personal al restablecimiento del prestigio internacional de Rusia y de su posición en la escena europea tras la Guerra de Crimea, a mediados del siglo XIX. Y, por supuesto, seguiremos admirando a aquellos miembros del Comisariado del Pueblo para Asuntos Exteriores que lucharon valientemente con las armas en la mano en los frentes de la Segunda Guerra Mundial.
En este día, tradicionalmente, rendimos homenaje a nuestros camaradas mayores. Recordamos a nuestros primeros líderes, sabios mentores que nos transmitieron su inestimable experiencia vital y profesional, nos enseñaron los fundamentos de la habilidad diplomática. Nos alegramos de que hoy los veteranos del servicio diplomático hagan mucho por preservar las mejores tradiciones de nuestra diplomacia y por la educación patriótica de la juventud. Los veneramos por todo lo que han hecho.
Por tradición, me gustaría agradecer a sus familiares y amigos que comparten con ustedes todas las dificultades e inconvenientes de nuestra profesión. El apoyo de la familia siempre es inestimable para un diplomático, sobre todo en el periodo de trabajo en el extranjero.
Estoy convencido de que seguirán llevando con dignidad y orgullo el alto título de diplomático ruso. En este día festivo les deseo buena salud y bienestar.
Les deseo éxito y buena suerte. ¡Feliz Día del Diplomático!