Por Serguei Lavrov
Canciller de la Federación de Rusia
Es motivo de grave preocupación la posición de la Secretaría de la UNESCO, que, en contra de los requisitos de la Carta, comenzó a seguir obedientemente las directrices occidentales en violación del principio de imparcialidad.
Durante el año, la Organización no concedió sus auspicios a ninguno de los eventos realizados en Rusia.
La rusofobia alcanzó su apogeo cuando el Consejo Ejecutivo de la UNESCO rechazó la propuesta para proclamar el 6 de junio (cumpleaños de Aleksander Pushkin) como el Día Mundial de la Lengua Rusa. Con este acto, las “figuras” relevantes refutaron todos los “hechizos” de que, en el contexto de la crisis de Ucrania, Occidente no está haciendo campaña por la abolición de todo lo ruso, y demostró lo contrario.
La apoteosis de la hipocresía fue la negativa del director general de la UNESCO, Odri Azoulay, a condenar el brutal asesinato de nuestro periodista Daria Dugina por parte de radicales nacionales ucranianos. Esto se hizo en contra de la autoridad de la Secretaría y de la práctica seguida en casos trágicos similares en el pasado.
A pesar de todos los esfuerzos, Occidente no logró aislar, «cancelar» a Rusia en la UNESCO. La gran mayoría de los estados miembros se negaron a participar en los «juegos» antirrusos. En última instancia, esta línea occidental dañó a la propia Organización y los ideales que promovía.
Discurso en la Asamblea General de la Comisión de la Federación Rusa para la UNESCO.