Por: Alejandro Marco Aurelio Capcha Hidalgo
Periodista: Reg.N°-4654-
El planeta en la cual vivimos hace miles de años ha ido evolucionando vertiginosamente para algunos historiadores, para otros, lento y pausado. Es entendible darles la razón a los científicos historiadores por obvias razones del intervalo del tiempo. El ser humano como esencia es inherente a los cambios del tiempo en las diversas ciencias, llámese; agricultura, pesquería, salud, educación. Los cuatros citados son las vigas rectoras en una sociedad que conlleva a quien dirige desde una tribu, o una sociedad más avanzada, planificar políticas de gobierno de acuerdo a las necesidades que requiere los habitantes.
Ante esta exigencia natural de los aborígenes, o humanidad, nace la obligación bendita de la planificación, para satisfacer las necesidades de los habitantes que es imprescindible, y lógico para quienes lideran o regentan desde una tribu, o un país, estructurar la composición de un organigrama de un estado para establecer sus funciones, y objetivos y hacer respetar lo que se ha establecido, y consagrado, poniendo en práctica las políticas públicas.
Con el transcurrir de los siglos, décadas, vuestro Perú ha ido recogiendo, acumulando conocimientos de las diversas culturas europeas, una de ellas es el principio, del Derecho Romano y la filosofía griega, sabiduría e ilustración del cimiento que se copió latino américa entre ellas nosotros absorbiendo lo bueno, lo malo, y con el transcurrir del tiempo aún seguimos enmendándonos de la “MALDITA CORRUPCIÓN”.
La corrupción, y la traición no emerge en estos siglos, ello deviene de miles de años que, hasta los grandes eruditos de la historia no saben a ciencia exacta. Por cultura general obtenido en el colegio, universidades se sabe que, en el imperio romano existía una corrupción envilecida, desenfrenado, y la traición era el pan de todos los días. Ni que hablar de nuestros antepasados el IMPERIO INCAICO, encargados de gobernar a un pueblo dividido en CLASES SOCIALES, como; la Realeza, Nobleza de sangre, Nobleza de privilegio, Los Hatun Runas, Mitimaes, o Mitmas, Yanacochas, y Piñacunas.
Ubicándonos en nuestra geografía, muchos políticos modernos que han trajinado en el gobierno o aspiran estar en el poder siguen con el eco de la ignorancia de engañar, o pretender mentir adrede que, en el Imperio Incaico había una equidad de justicia social, y quieren imitarlo en su indumentaria, y sus falsos valores antepasados; se creen víctimas de los españoles y le sigue rondando en su cabeza que los europeos fueron los culpables de nuestra debacle adicionando la era republicana.
El Perú, es un país cosmopolita (El que no tiene de Inga tiene de Mandinga) donde tenemos que rescatar lo bueno, y desterrar lo malo. Entre los buenos podemos sumarnos en el intercambio agrario, salud, educación, pesquería; ahora, sin suspender la TECNOLOGÍA. De lo malo; erradicar este flagelo cáustico de la -maldita corrupción- que campea en todos los estamentos del gobierno. No es fácil, pero tampoco imposible. Es un tema polémico que todos los interesados por vuestro país deberíamos realizar talleres para debatir estos temas en boga que proviene lamentablemente hace miles de años. Nosotros los peruanos nada nuevo hemos descubierto, antes seguimos con esta adversidad del círculo vicioso de la corrupción que tanto daño hace a millones de peruanos. Ya es hora de abandonar el complejo de inferioridad, y yuxtaponernos al país de la vanguardia.