El nuevo rey de Inglaterra, Carlos III, está completamente exento de pagar impuestos de sucesión sobre su herencia real tras la muerte de su madre, la reina Isabel II. En esta línea, no tendrá que pagar algún tributo por la propiedad del Ducado de Lancaster, valorizada en más de 750 millones de dólares.
Precisamente, una ley aprobada por el Parlamento británico en 1993, exime al rey del pago de impuestos sobre la propiedad heredada ante el fallecimiento de otro monarca. En Reino Unido, el impuesto de sucesiones es de aproximadamente el 40% en donde los bienes evaluados son más de 377 mil dólares.
No obstante, la difunta reina Isabel II pagaba impuestos tributarios sobre las ganancias que obtenía de la propiedad Lancaster, alrededor de 27 millones de dólares. En este sentido, si el rey Carlos III no ampara bajo la ley, tendría que pagar aproximadamente 200 millones de dólares de impuestos tributarios.
Cabe recordar que todos los bienes inmobiliarios que pertenecen a la casa real, incluyendo al Palacio de Buckingham, tienen un valor estimado de 30 mil millones de dólares, además de los ingresos que recibe la familia real por los contribuyentes británicos.
Por lo pronto, el sucesor a la corona, el príncipe Guillermo, ha heredado el Ducado de Cornualles de su padre, además del título de duque y los inmuebles ubicados en la península que, en promedio, tiene un valor de 1.300 millones de dólares.