¿Cómo fue el experimento para crear hombres mono pagado por el gobierno soviético?

Los primeros científicos soviéticos aspiraban con la fusión genética entre simios y humanos para crearuna nueva raza. Foto: TASS

La idea de crear el híbrido hombre mono la volvió a proponer el biólogo Ivanovich Ivanov en Austria durante 1910. El estudioso fue un maestro en el campo de indagación sobre la hibridación animal e inseminación artificial. Pudo trabajar, después de obtener su doctorado en fisiología, con un referente del área como el premio Nobel Ivan Pavlov. De él aprendió a extraer glándulas sexuales animales para desarrollar técnicas de fecundación artificial en cabellos de pura raza.

Ivanov afirmó que algún día podría ser posible crear híbridos entre humanos y sus parientes más cercanos.

Añadió que el uso de la inseminación artificial ayudaría a eludir las objeciones éticas que inevitablemente surgían en el caso del emparejamiento natural.

En ese momento solo estaba hablando de una noción.

Fue solo después de la Revolución rusa en 1917 que Ivanov pudo intentar hacer realidad la criatura que el novelista francés Gustave Flaubert había imaginado en su “Quidquid volueris” (1837). En febrero de 1926, Ivanov partió hacia Guinea, en la entonces África Occidental Francesa, dispuesto a realizar uno de los experimentos más estrambóticos de la historia: cruzar a un simio con un humano.

Lo curioso es que iba financiado por el gobierno bolchevique, algo que desde entonces ha dejado a historiadores y científicos preguntándose por qué lo respaldaron.

 El régimen de Stalin primero rechazó la propuesta de 15.000 dólares de sustento, pero luego fue aceptada. El otrora director Departamento de Instituciones Científicas del gobierno, Nikolay Petrovich Gorbunov, ordenó designar 5.000 dólares menos que la primera proposición.

La idea difundida en el gobierno entusiasmó a un representante del Comisariado de Agricultura, según registra Kirill Rossiianov en “Beyond Species: Il’ya Ivanov and His Experiments on Cross-Breeding Humans with Anthropoid Apes”. Envalentonado el funcionario, llegó a decir que el experimento de Ivanov sería “un golpe definitivo a las enseñanzas religiosas” y un valioso elemento de propaganda para “liberar a la clase trabajadora del poder de la Iglesia”.