El autor argentino estará a la 8 p.m. en el Auditorio Clorinda Matto de la FIL, donde hablará acerca de sus libros “¿Sueñan los gauchoides con ñandúes eléctricos?” y “Ascenso y apogeo del Imperio argentino”.
“¿Sueñan los gauchoides con ñandúes eléctricos?” es una novela que se alimenta de obras como “Facundo” o “Bartleby, el escribiente”, además de su referencia directa a Philip K. Dick, para reflexionar sobre racismo, política, violencia y otros temas que atraviesan Latinoamérica.
Nieva habla como le interesa que Dick toca temas tradicionales de la ciencia ficción y los introduce a problemas políticos o sobre corporaciones: los robots convertidos en productos de una gran empresa. “Lo abordé para pensar, sobre todo, en los problemas que estaban ocurriendo en Argentina con la precarización laboral, el trabajo automatizado con las aplicaciones”, añade.
Uno de los temas de la obra es el cuerpo, al hablar del gauchoide, quien es esclavizado y sufre castigos físicos. El escritor remarca que en su trabajo quiso explorar cómo en la historia de la violencia política en Latinoamérica hubo cuerpos considerados no-humanos, como los indígenas y los gauchos de la pampa. Y parte de esta exploración era ver “hasta qué punto podrían ser iguales la deshumanización de un robot y de un cuerpo que era considerado no-humano porque está racializado”.
“Quise ver hasta dónde podía llegar la violencia actual contra un cuerpo precarizado”, dice Nieva. El escritor también reflexiona que es lo que constituye lo humano y lo masculino, a través de cómo los personajes reafirman su masculinidad con la tortura del androide. La escena de la tortura está inspirada en “Nunca más”, un libro sobre la última dictadura militar en Argentina.
Sobre el “Facundo” de Sarmiento, Nieva dice que propone este tema de civilización o barbarie, y como el binarismo sigue presente en Latinoamérica. Esto hace que la realidad sea leída en términos binarios y habla de la violencia que este binarismo produce. “También sigue vigente la forma de racismo producida en esos textos; cómo Sarmiento pensaba que la tradición europea y blanca era el progreso, a diferencia de lo mestizo e indígena, lo que se debía exterminar”, remata el argentino.
Sobre la ciencia ficción, el autor opina que “no es literatura”, sino que ha salido de esta hacia nuevas discursividades. En una época con discursos científicos tan mercantilizados y puestos en función del capitalismo, la ciencia ficción permite repolitizar los discursos científicos y técnicos, hacer una crítica de cómo se usa la tecnología para precarizar el trabajo. “El realismo, como estructura, ya no funciona para contar el presente. Y esa es la legitimidad creciente de la ciencia ficción”, resalta.
Al preguntarle el porqué de esto, Nieva cita al autor indio, Amitav Ghosh, “en la literatura, el realismo se basa en una teoría geológica de que la Tierra es una escenografía en lo que nada cambia y que permite contar historias de una familia o un individuo”. Pero, en un mundo de la pandemia y cambio climático, esa geología desaparece. “Hay que inventar una nueva para narrar la realidad y la ciencia ficción es un género que permite eso”, concluye.