Por Ricardo Zedano
A pesar de las acusaciones de que Rusia es un país agresor por ocupar militarmente a Ucrania, en realidad el Kremlin se anticipó a un conflicto inevitable preparado por Estados Unidos y países aliados, afirmó recientemente Maxim Suchkov, director del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad MGIMO de Moscú, en una conversación “online” con periodistas latinoamericanos.
“El Kremlin no tuvo un menú de buenas opciones”, dijo Suchkov al responder recientemente preguntas de periodistas de Argentina, Colombia, Perú, y México en una cita virtual organizada por la Organización rusa Diplomacia Creativa.
Según Suchkov, “Rusia tuvo que optar por el mal menor”, para afrontar “tendencias” muy desfavorables para la seguridad del país y su población. Entre esas tendencias el experto destacó que Ucrania estaba acumulando armamento desde Occidente y precisó que el pasado mes de enero, Whashigton ya había otorgado a Kiev un préstamo para la adqusición de armas de cuarta y quinta generación.
Las declaraciones de Suchov fueron ratificadas esta semana por el portavoz del Pentágono John Kirby quién reconoció que EE. UU. y paises aliados durante mucho tiempo habían trabajado y continúan trabajando en el rearme y la preparación del ejército ucraniano ante la posibilidad de una guerra contra Rusia.
“Los primeros mil millones de dólares que el presidente (Biden) destinó a Ucrania incluyeron asistencia letal (armas), y eso fue antes de que Putin decidiera moverse (inicio de la ocupacion rusa), dijo Kirby al canal Fox News, el pasado miércoles.
Para Suchkov uno de los factores que obligaron a Rusia emprender la variante militar fue la creciente “hostilidad ideologica” de las autoridades ucranianas contra Rusia y el recrudecimiento de los ataques del ejército ucraniano y los denominados batallones nacionalistas contra la infraestructura y la población rusohablante de las recientemente reconocidas por Rusia repúblicas de Donetks y Lugansk.
Para el experto ruso, la negativa categórica de Ucrania de cumplir los acuerdos de Minsk predeterminó el fracaso de la variante pacífica y precipitó las perspectivas de la operación militar especial después de que el gobierno ucraniano desplegara al menos 120.000 soldados en la zona de delimitación con Donetks y Lugansk.
“Una vez preguntaron a Putin por qué decidió atacar a los yihadistas en Siria. Él respondió que Rusia había aprendido que cuando la guerra es inevitable, entonces hay que atacar primero. Creo que aquí [en el caso de Ucrania] se aplicó una lógica similar”, dijo Suchkov.
En cuanto a los objetivos de la segunda fase de la operación de Rusia en Ucrania anunciada por el ministro de relaciones exteriores ruso Serguéi Lavrov el pasado mes de abril, el experto ruso subrayó que, a pesar de ciertos ajustes tácticos, Moscú no ha renunciado a los objetivos planteados por el presidente ruso al comienzo de la operación, el pasado mes de febrero.
“A mi modo de ver, el objetivo concreto es geopolítico, y está en concordancia con los postulados inicialmente anunciados”, indicó Suchkov al admitir que la “desmilitarización” y la “desnasificación” de Ucrania son objetivos fundamentales para Rusia porque aspira a que Ucrania se convierta en un vecino pacifico y neutral sin pretensiones bélicas ni ideológicas.
Entre las muchas entrevistas que publica la prensa rusa y que ignora la prensa occidental, soldados, oficiales ucranianos y hasta mercenarios capturados prisioneros reconocen que Ucrania tenía planes de emprender una ofensiva militar en las Repúblicas que constituyen la región de Donbáss a comienzos de marzo y que la operación rusa frustró sus planes.
“Concretamente, se trata de garantizar la defensa de Donbáss, (Donetsk y Lugansk), establecer un puente terrestre hasta Crimea y Odessa con salida hacia la región de Transnistria (Moldavia)”, indicó Suchkov.
De esta manera, Ucrania quedaría desprovista de litoral marino, y, en consecuencia, dejaría de ser interesante para la OTAN y en especial para EE. UU. que aspira por todos los medios establecer su presencia militar en el Mar Negro.
Al valorar la importancia del papel de China en el conflicto entre Rusia y Ucrania, Suchkov fue simple y pragmático: “La consigna de las relaciones entre Rusia y China siempre ha sido: no siempre estar juntos, y nunca el uno contra el otro”.
Suchkov dijo que esto significa que el Kremlin no espera la ayuda directa de China, y que muy probablemente Pekín tratará de proteger a sus empresas y economía de las sanciones impulsadas por EEUU y sus aliados y que, no obstante, la actual postura adoptada por Pekín es favorable para Rusia.
“No creo que China pueda o quiera ser un mediador. Creemos que los chinos todavía están ilusionados en que podrán tener éxito en llegar a algún acuerdo con EE. UU. que les permita seguir creciendo. Nosotros creemos que ellos (China) son los siguientes en la lista”.