El Informe sobre la desigualdad global 2022 ha puesto al descubierto que, el 10 % de la población en América Latina, concentra el 77 % de la riqueza total de los hogares, convirtiéndola así en una de las regiones más desiguales del mundo. Según el reporte con cifras del año pasado, en la región el 10 % superior captura el 55 % de la renta nacional, en comparación con el 36 % en Europa.
El documento señala que los ingresos se miden después de las cotizaciones por pensiones y desempleo, así como las prestaciones pagadas y recibidas por las personas, pero antes de impuestos sobre la renta y otras transferencias. Un claro ejemplo es el de Brasil, donde el 50 % inferior gana 29 veces menos que el 10 % superior.
“Las desigualdades mundiales de riqueza son incluso más pronunciadas que las desigualdades de ingresos. La mitad más pobre de la población mundial apenas posee el 2% del total de la riqueza. En contraste, el 10% más rico de la población mundial posee el 76% de toda la riqueza”, menciona el documento.
Las regiones con las acciones más pequeñas del 50 % inferior son América, MENA (Oriente Medio y África del Norte), África Subsahariana y Asia meridional y sudoriental, regiones donde la parte inferior 50 % captura 9-12 % del ingreso nacional. En estos, los niveles de desigualdad están a la par con niveles de desigualdad registrados a nivel mundial nivel.
“Esto se puede explicar por la presencia de sociedades duales dentro de estas regiones, sociedades con una economía muy próspera y élite política que disfruta de altos ingresos los niveles de prosperidad de los países, viviendo al lado a las personas en extrema pobreza”, argumenta el informe.
En otras regiones del mundo el 50 % inferior no es tan pobre, en norte América, Asia Oriental y Rusia y Centroamérica Asia, la participación del 50 % inferior está cerca del 13 % y el 50 % inferior europeo capta el 19 % del ingreso nacional.
“La evolución reciente de la fiscalidad internacional muestra que, de hecho, es posible avanzar hacia políticas económicas más justas tanto a nivel mundial como dentro de los países. La desigualdad es siempre una opción política y aprender de las políticas implementadas en otros países o en otros momentos es fundamental para diseñar vías de desarrollo más justas”, dice el documento.
