Por Víctor Hugo Morales*
Muy buenas tardes. Gracias por estar aquí presentes.
Con Stephan (alcalde de Pueblo Libre) aprendí que Pueblo Libre es la síntesis del Perú.
Los vestigios arqueológicos reflejan que fue asentamiento de pueblos originarios, es decir la raíz primigenia del Perú está presente en Pueblo Libre.
Un testimonio de la evangelización y el Virreinato lo tenemos acá muy cerca con la iglesia de Santa María Magdalena.
La denominación de Pueblo Libre deriva del valor y el apego a la lucha independentista por parte de sus habitantes y, con ello, de la construcción de la República.
Estamos, por tanto, en un distrito histórico.
Ahora, Pueblo Libre es una vitrina que muestra la riqueza cultural y ética del Perú.
Siendo la síntesis del Perú, es un privilegio para el embajador de México esta ceremonia que generosamente brinda la Municipalidad de Pueblo Libre y su señor alcalde.
Es también un privilegio por el lugar en el que estamos, el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia.
En Nuestra América dos países pueden tener la pretensión de contar con un museo integral que conjugue arqueología, antropología e historia. El Perú y México son cuna de civilizaciones, fueron asiento de los dos principales virreinatos y su composición multiétnica les da una riqueza cultural polifacética.
Estamos en un edificio contiguo a la Quinta de los Libertadores, la antigua casona del penúltimo Virrey, Joaquín de la Pezuela. Ahí moraron, al inicio del movimiento libertario, José de San Martín y, en la parte de consolidación de la independencia, Simón Bolívar.
En Pueblo Libre se respira historia.
Pero sobre todo es un privilegio estar con todas y con todos ustedes, con quienes he compartido momentos relevantes de mi paso por el Perú.
No se entiende mi relación inicial con la Municipalidad de Pueblo Libre sin mencionar de manera especial a un diplomático excepcional, a un gran embajador del Perú, Luis Mendívil. Gran amigo y hacedor de nexos, contactos y relaciones.
Gracias a esas destrezas diplomáticas del embajador Mendívil pude ir acercándome a Pueblo Libre, a su Municipalidad y hacer de este distrito uno de mis referentes predilectos.
¿Por qué?
Porque entablé una muy cordial y amistosa relación con Stephan Hass, un excelente alcalde y buen amigo; que me contó la historia de su distrito desde Magdalena Vieja hasta el Pueblo Libre convertido en la Capital del Bicentenario.
Porque admiré y gocé de su riqueza arqueológica, tanto en la huaca Mateo Salado como en el Museo Rafael Larco.
Porque disfruté de la mejor comida criolla y el ambiente excepcional que brindan la taberna Queirolo y El Bolivariano, símbolos de la gastronomía de Pueblo Libre.
Porque entendí, acá en Pueblo Libre, la trascendencia de la mujer peruana en la construcción de esta gran nación. El evento inaugural del Boulevard de las Patricias me permitió valorar a Micaela Bastidas, a María Parado de Bellido, a Marcela Castro y muchas más.
Porque con la pujanza de dos jóvenes promotores editoriales vi nacer a la Ciudad Librera, aquí mismo en esta plaza, con un punto de venta del Fondo de Cultura Económica, bandera de la industria editorial mexicana.
Porque en el magnífico Parque de las Américas, aquí en Pueblo Libre, con la hospitalidad de Stephan, conmemoramos solemnemente el Bicentenario de la Consumación de la independencia de México. Momento vibrante e inolvidable.
Porque tuve el alto honor, el enorme privilegio, que el Concejo Municipal me distinguiera como Embajador de la Capital del Bicentenario. Recuerdo imperecedero, orgullo de mi paso por el Perú.
Porque en la Casa de Manuelita Sáenz, a unos pocos pasos de este recinto, tuve oportunidad de asistir a varias de las mejores conferencias, con muy destacadas personalidades de la vida cultural del Perú.
Porque conocí a excepcionales artistas que con su talento y dedicación al arte han hecho de Casa Rubens, aquí a pocas calles, un espacio de libertad creativa y me brindaron su amistad.
Porque tuve el privilegio de estar presente en los excepcionales festejos promovidos por la Municipalidad de Pueblo Libre para conmemorar, de manera magistral, el Bicentenario de la Proclamación de la Independencia del Perú, aquí en la Capital del Bicentenario.
Porque en ese marco, México mostró la fuerza de su cultura, la fortaleza de sus tradiciones. En la Quinta de los Libertadores montamos, en el 2021, el Altar del Bicentenario, dedicado a los héroes y heroínas que forjaron la independencia del Perú y de México.
El altar de muertos fue un momento mágico, tanto por la gran expectativa, el vivo interés y el impacto visual. Colocamos a la Quinta, al Museo y al Distrito en las tendencias de atención mediática.
Este recuento estaría incompleto, si dejase de mencionar a la Asociación Bicentenario 2021.
Fue en Pueblo Libre que tuve el primer contacto con esta agrupación de personas entusiastas, que tiene como propósito difundir los valores cívicos y patrióticos con los que se ha construido el Perú, además de propiciar espacios de estudio y reflexión en torno al Bicentenario de la Independencia de este país.
La Asociación Bicentenario 2021, magistralmente presidida por el doctor Chanamé, me permitió entablar un diálogo constante con personalidades del mundo intelectual peruano en torno a la independencia de México y su conexión con el proceso libertario peruano. Mi agradecimiento pleno.
Hoy en Pueblo Libre se respira seguridad y cultura. El alcalde Hass del Carpio ha dignificado, con su trabajo cotidiano, la imagen de este emblemático distrito.
Estimados amigos y amigas:
Leí que, al despedirse de la vida pública, el gran Hipólito Unanue dijo:
“Veinte años hace que trabajo con indeclinable afán por la prosperidad y la independencia de mi patria: como profesor y literato durante la dominación española; como magistrado desde el dichoso día 28 de julio de 1821, en que proclamé al lado de San Martín, la Independencia nacional hasta el año de 1826, en que, con la entrega de las fortalezas del Callao, último asilo de los enemigos, selló la libertad de América el héroe Simón Bolívar. En tan dilatado período, ¡cuántos disgustos y contrariedades han oprimido mi alma; y cuántos peligros han amenazado mi existencia! Pero todo ha sido para el bien; y doy por feliz mi misión”.
Patriota sin par, Unanue nos enseña que, en medio de las vicisitudes, debemos encontrar la felicidad en la tarea realizada.
Ahora que está por concluir mi misión diplomática, puedo decir con sincera convicción que he sido feliz en el Perú.
He hecho excelentes amigas y amigos, he servido a mi patria, he acercado más a dos pueblos hermanos, he colaborado con la comunidad mexicana en tiempos de pandemia, he presenciado la destacada participación de la delegación mexicana en los Juegos Panamericanos, he comido sabroso. He sido feliz.
Así que con el corazón en la mano diré siempre:
“Sobre mi pecho llevo tus colores
Y están mis amores contigo Perú”
Gracias, gracias.
*Embajador de México en el Perú