Por Hinde Pomeraniec*
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Mucha gente en todo el mundo, inclusive en Ucrania, dice no entender las razones de lo que el mundo llama invasión y en Rusia llaman operación especial en ese país. ¿Podría hoy, a un mes del inicio, explicar las razones de las acciones militares?
Nadie niega que la paz es mejor que una guerra, el diálogo es mejor que una confrontación y negociar es mejor que combatir. Siempre tratamos de encontrar una solución política a las contradicciones que se han acumulado en el ámbito internacional durante las últimas tres décadas como consecuencia de los desafíos que nos plantean los países occidentales, sobre todo EE. UU.
A fines de febrero pasado los países de Occidente cruzaron las «líneas rojas» claramente definidas por nosotros con anterioridad.
– Después de cinco olas de expansión de la OTAN, su infraestructura militar se ha acercado peligrosamente a las fronteras de Rusia.
– La implementación del proyecto «Ucrania – anti-Rusia», su inclusión de facto en las estructuras militares de la OTAN nos ha puesto frente a una amenaza para la seguridad nacional.
– Ucrania se ha convertido en el Estado rusofóbico agresivo que profesa la ideología nazi.
– El genocidio de la población de Donbass duró ocho años y cobró la vida de hasta 15 mil personas sin causar algún tipo de inquietud o preocupación en el Occidente en cuanto a las violaciones de los derechos humanos; además para el 8 de marzo pasado se preveía iniciar una operación militar contra las Repúblicas Populares de Donetsk y de Lugansk.
– Ucrania ha afirmado crear una bomba atómica y producir patógenos biológicos en cooperación con EE. UU. Esperamos evaluaciones objetivas y de principio de estos hechos por parte de los países miembros del Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares (TNP, NPT), del Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares (TPNW) y la Convención sobre Armas Biológicas (BWC, CABT).
– El nivel de la preelaboración de las sanciones occidentales indica que se han preparado con mucha antelación.
Todas las posibilidades diplomáticas y de negociación se agotaron por completo. Ya no podíamos tolerar provocaciones de los países occidentales, la transformación de Ucrania en una cabeza de puente, cuyo objetivo principal es actuar contra los intereses rusos. Nos vimos obligados a proceder sobre la base del párrafo 7 del Artículo 51 de la Carta de la ONU.
En la misma dirección, a mucha gente le cuesta entender por qué Rusia habla de una acción defensiva cuando, más allá de algunas provocaciones deliberadas, nada parecía indicar que Ucrania estuviera realmente cerca de convertirse en miembro de la OTAN. ¿Podría profundizar sobre este tema?
¿De verdad crees que nada indicaba eso, y que solo se trataba de “provocaciones”? Veamos los hechos.
Tras el golpe de estado anticonstitucional de 2014 en diciembre del mismo año, la Verkhovnaya Rada (parlamento de Ucrania) abolió al estatus no alineado de Ucrania. En junio de 2017, la incorporación a la OTAN se proclamó legalmente como una de las prioridades de Ucrania. En 2019, Kiev elevó el curso estratégico hacia la membresía de pleno derecho en la OTAN a la categoría de una norma constitucional.
El 12 de junio de 2020, la OTAN otorgó a Ucrania el estatus de Socio de Oportunidades Avanzadas (Enhanced Opportunities Partner, EOP): solo hay seis países de este tipo en el mundo.
En la cumbre de Bruselas de junio de 2021 los líderes de la OTAN reafirmaron la decisión tomada en la cumbre de Bucarest de 2008, según la cual se proporcionaría a Ucrania el Plan de Acción para la Adhesión a la OTAN.
Al mismo tiempo, incluso sin el estatus formal, a Ucrania se enviaban enormes suministros de armamento, se creaban bases militares, se realizaba entrenamiento de combate con la participación de instructores de la OTAN.
Por su parte, Rusia durante 30 años ha tratado con persistencia y paciencia de llegar al Acuerdo sobre los principios de seguridad equitativa e indivisible en Europa con EE. UU., la OTAN y en el marco de la OSCE. El enfoque correspondiente fue consagrado en la Carta de la OSCE para la Seguridad Europea, adoptada en Estambul en 1999 y confirmada durante la Cumbre de Astana en 2010: los Estados no pueden fortalecer su seguridad a expensas de la seguridad de los demás.
En 2008, presentamos la iniciativa de celebrar el Tratado de Seguridad Europeo. ¿Por qué el Tratado, es decir, un instrumento jurídicamente vinculante? Es que ya nos estafaron una vez. En 1989, al llevar a cabo el proceso de la reunificación de Alemania, nos aseguraron al nivel más alto que la infraestructura de la OTAN no se movería ni una pulgada hacia el Este. Las cinco olas seguidas de expansión de la OTAN, así como el despliegue de armas ofensivas del bloque en Polonia y Rumania demostraron que no se puede confiar en las palabras de los políticos occidentales. Van a estafar.
En diciembre de 2021, entregamos a nuestros socios occidentales el borrador de acuerdo con EE. UU. sobre garantías de seguridad y el borrador de acuerdo con los Estados miembros de la OTAN sobre medidas de seguridad. No hemos recibido una respuesta constructiva que nos satisfaga. Es obvio que la orientación clara de la OTAN al incluir a Ucrania en su infraestructura militar, junto con la declaración pública de Vladímir Zelensky en Múnich sobre la intención de Kiev de producir una bomba atómica, nos ha puesto en peligro de un enfrentamiento militar directo con el bloque. Nos vimos obligados a responder a la situación al nivel acorde con estas amenazas.
Las operaciones que se iniciaron el 24 de febrero sorprendieron incluso a quienes siguen la política rusa hace años. ¿Cuál fue exactamente la razón que los hizo cambiar de idea?
Nuestra posición, la posición del presidente Vladimir Putin, es coherente.
Llevamos años señalando las amenazas a la seguridad global, así como de nuestras «líneas rojas».
Llamamos la atención a los riesgos que entrañaba la transformación de Ucrania en una «anti-Rusia», así como la rusofobia que estaba floreciendo allí.
Manifestamos reiteradamente sobre el sufrimiento y las víctimas de la región de Donbass, sobre la perpetración persistente de política de genocidio que se aplicaba contra su población. ¿Hubo reacción a eso?
Dijimos que no esperaríamos «infinitamente» la respuesta del Occidente.
Advertimos que el Occidente estaba subestimando la situación.
¿Entonces cuál es la pregunta? El problema, creado no por parte de nosotros, sino por los países del Occidente y, sobre todo, por EE. UU., era de naturaleza tan grave, que no podíamos darnos el lujo de hablar en vano.
El gobierno ruso explica permanentemente que las acciones militares fueron llevadas como estrategia de defensa. En principio, podría justificarse como guerra preventiva, como han hecho los Estados Unidos en varias ocasiones. ¿Cree acaso Rusia en el concepto de guerra preventiva?
Rusia nunca ha comenzado y no comenzará las guerras. Rusia siempre las acababa. El caso actual no será una excepción.
El régimen de Kiev vino librando la guerra contra la población de Donbass durante ocho años. La conducción de operaciones militares de Kiev incluyó el uso de todo tipo de armamento que estaba en su alcance: aviación militar, artillería, incluidos los sistemas de misiles de tiro a salva, vehículos blindados, minas antipersonal y antitanque y otras armas de efectos indiscriminados.
15 mil civiles perecieron. Batallones de nacionalistas ucranianos, formados con el consentimiento y una asistencia directa del gobierno ucraniano, llevaron a cabo ejecuciones extrajudiciales y represiones contra sus compatriotas que no estaban de acuerdo con el golpe de estado de 2014 y la ideología rusofóbica. Por lo tanto, la operación militar especial no tuvo en modo alguno carácter preventivo.
A propósito, durante los últimos 35 años, EE. UU. llevaron operaciones militares en el territorio de 10 países y regiones del mundo: en Irak, Afganistán. Libia, Panamá, Somalia, Sudán, Siria, Golfo Pérsico, Yugoslavia, Yemen. Alrededor de 6 millones de personas murieron durante ellos. La pregunta es: ¿alguien ha impuesto al menos una sanción contra Washington?
En el inicio del conflicto militar el presidente Putin anunció el objetivo de «desnazificar» y «desmilitarizar» Ucrania. Aunque es sabido que hay agrupaciones de ultraderecha que actúan en Ucrania desde hace años, el país tiene un presidente judío y no aparecen representantes de esas agrupaciones oficialmente en el gobierno. Por otra parte, resulta una paradoja entender la desmilitarización de un país por vía militar. ¿Podría explicarlo?
La desmilitarización y la desnazificación de Ucrania son objetivos de la operación militar especial de Rusia. Han sido proclamados desde el principio, siguen estando en vigor, y, puedo asegurar a vos, se cumplirán.
El nazismo es una ideología, e ideología no tiene color nacional o étnico. La ideología nazi florecía en el territorio de Ucrania en los años de la Segunda Guerra Mundial. Rusos, polacos, bielorrusos y ciudadanos del Israel actual lo saben muy bien. Lamentablemente, el virus del nazismo en Ucrania no estaba totalmente curado. Stepan Bandera y Román Shujévych (colaboradores y aliados de la Alemania nazi que dirigieron fuerzas ultranacionalistas ucranianas a su servicio) se han convertido oficialmente en héroes nacionales.
En el mundo que vivimos, que aún recuerda las lecciones de la Segunda Guerra Mundial, sigue siendo indecente que los políticos declaren abiertamente su pertenencia a la ideología reconocida como criminal por las decisiones del Tribunal Internacional de Nuremberg. Pero esto no significa que se puede dejar de luchar contra los símbolos nazis y marchas masivas, propaganda de tales ideas en escuelas y construcción de monumentos. El nazismo en Alemania en la década de 1930 también comenzaba con procesiones de antorchas.
Esto no significa que se pueda dejar de estimular la formación de unidades militares nacionalistas y darles carácter oficial. Sus nombres son bien conocidos: «Azov», «Aidar», «Donbass», «Sector de Derecha».
Son precisamente esas unidades militares que ahora tratan a la población civil y prisioneros de guerra con la mayor crueldad y sadismo. Al ver las pruebas de vídeo el pelo se pone de punta porque algunas cosas se consideran imposibles en el mundo de hoy. Obviamente en caso si uno quiere ver y percibir estas imágenes.
Al mismo tiempo, en el contexto de un crecimiento sin precedente del nacionalismo ucraniano antirruso, EE. UU. y sus aliados de la OTAN suministraron y continúan suministrando armas a Kiev. El presidente Zelensky anunció su disposición a restablecer el estatus nuclear de Ucrania. El país ha sido incorporado de hecho en la infraestructura militar de la OTAN, sin siquiera ser miembro formal del bloque. Dada la extrema agresividad del régimen de Kiev, esto crearía un nuevo panorama de desafíos y amenazas ya en la dimensión global.
Para la desmilitarización de la Alemania nazi, fue necesario derrotarla en la Segunda Guerra Mundial. ¿Quizás deberíamos sacar conclusiones de las lecciones de historia?
Recientemente el presidente Putin justificó las acciones militares que el resto del mundo llama invasión y ocupación en un acto masivo diciendo que se iniciaron las operaciones para evitar un genocidio, una palabra sensible, un concepto delicado. ¿Podría justificar el uso de ese término?
Lo que estaba sucediendo durante los últimos ocho años en el territorio de Donbass tenía todas las características de genocidio, es decir, una forma de violencia masiva, que la ONU define como acciones cometidas con la intención de destruir, total o parcialmente, cualquier grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal, entre otras cosas, mediante el asesinato de sus miembros o el sometimiento intencional de condiciones de existencia destinadas a su destrucción física total o parcial.
El objeto del genocidio en Ucrania fue la población rusoparlante de sus regiones del sureste, que en el referéndum de 2014 votó por la independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y de Lugansk. Contra ellos se llevó a cabo una política de ucranización forzada, se libró de facto una guerra no declarada. Repito: 15 mil personas perecidas. Se utilizaron armas letales de efectos indiscriminados, prohibidas por el Derecho Internacional Humanitario, diseñadas para destruir personas e infraestructuras con la mayor eficacia posible. Se introdujo un bloqueo de agua, económico y de transporte, que llevó a la región al borde de una catástrofe humanitaria.
Ignorando el compromiso bajo los Acuerdos de Minsk de 2015, el régimen de Kiev se negó a negociar con Donetsk y Lugansk. Hubo pruebas claras de la finalización de los preparativos para una ofensiva militar de Ucrania contra estos territorios. Y, a propósito, más tarde contra Crimea. Incluso se fabricaron condecoraciones militares «Por la Toma de Crimea».
Antes del comienzo de la operación militar especial, a través de canales diplomáticos, sugerimos a ucranianos que no involucraran zonas con población civil en el enfrentamiento. Les informamos que no teníamos la intención de utilizar armas contra bienes de carácter civil. La propuesta fue rechazada.
Además, las formaciones armadas de nacionalistas ucranianos desataron un verdadero terror contra la población civil. Tanques, artillería y sistemas de misiles de tiro a salva se encuentran cerca de jardines de infancia y escuelas, puestos de tiradores se instalan en techos de casas. Los nacionalistas usan a mujeres y niños como «escudos vivos». Estas son violaciones flagrantes del Derecho Internacional Humanitario.
Los materiales fotográficos y de video sobre los supuestos «crímenes» del personal militar ruso en la ciudad de Bucha se convirtieron en un ejemplo de noticias falsas fabricadas por el régimen de Kiev. Las afirmaciones dizque los civiles murieron a manos del ejército ruso es una provocación y un crimen de Kiev.
Por lo tanto, consideramos que el uso de la definición de genocidio con respecto a los crímenes del régimen ucraniano está plenamente justificado.
El presidente Putin dio un discurso, en el que pareció resignificar la historia al cuestionar el estatus de Ucrania como país soberano. Mucha gente sigue sin entender esa teoría.
El presidente Vladimir Putin de ha detenido en reiteradas ocasiones y en detalle en la historia de la creación de la Ucrania actual. La idea principal que buscó transmitir al público fue que este país, de hecho, es una entidad formada por partes heterogéneas, con diferentes tradiciones étnicas, humanitarias, culturales y lingüísticas.
En particular, los territorios de las Repúblicas Populares de Donetsk y de Lugansk fueron históricamente parte de Rusia, habitados por población rusoparlante y fueron entregados a Ucrania por razones ideológicas por los bolcheviques bajo la dirección de Vladimir Lenin – para aumentar la cantidad de la clase obrera en Ucrania predominantemente campesina, que existía a principios del siglo XX.
En vísperas de la Segunda Guerra Mundial el oeste de Ucrania, Besarabia y el norte de Bucovina dejaron de formar parte de Polonia y Rumania y se reunieron con la República Socialista Soviética de Ucrania. Históricamente la península rusa de Crimea se convirtió en una parte administrativa de Ucrania por decisión voluntaria de Nikita Khrushchev en 1954.
En los años soviéticos, de los cuales tanto quieren deshacerse los actuales dirigentes ucranianos, se intentó construir una Ucrania nueva y unida. Luchando por la «descomunización», en Kiev se «olvida» a quién le deben las fronteras en las cuales el país se acercó a la desintegración de la URSS en 1991.
Sin embargo, después de haber proclamado el Estado independiente, el gobierno ucraniano comenzó gradualmente a imponer rusofobia y nacionalismo como ideología estatal unificadora. Esta tendencia recibió un impulso decisivo tras el golpe de Estado de 2014.
Así que aprendamos la historia. Su ignorancia o desconocimiento siempre vuelve como boomerang.
¿Cuál es el sentido de no llamar “guerra” a acciones militares que dejan miles de muertos entre militares y civiles? ¿Por qué endurecieron las leyes sobre la información que resultaron en la salida de varias cadenas internacionales y la autocensura de varios medios rusos? ¿No cree que de esa manera no hay modo de que el resto del mundo se entere de la verdad de lo que ocurre en su país?
No estamos librando una guerra contra Ucrania. Estamos realizando una operación militar especial, cuyos objetivos anunciamos desde el principio.
Desafortunadamente, contra Rusia se desató una guerra híbrida a gran escala y sin reglas, que también ha incluido la esfera de información. Es más, comenzó mucho antes del 24 de febrero pasado. Bajo los pretextos ficticios de una «lucha contra la propaganda rusa», se prohibía la transmisión y difusión de información por parte de los medios de comunicación rusos, el canal de televisión RT, la agencia Sputnik, entre otros. Se cerraban oficinas corresponsales, a los periodistas se les revocaba la acreditación. Ulteriormente nos encontramos con casos atroces de censura por parte de las redes sociales populares, que al mismo tiempo ni siquiera se avergonzaban a difundir llamados al odio y acciones violentas contra los ciudadanos de todo un país – Rusia.
La cantidad de cínicas noticias falsas va en aumento. Diré más: se realiza un sabotaje informativo sistemático. Los medios de comunicación masiva se han convertido en una herramienta de una guerra informativa, olvidando de su propósito básico: ser portadores imparciales de información objetiva.
En un intento de «cancelar» a Rusia, el Occidente ha «cancelado» sus valores. Pero Rusia no puede ser «borrada» como un perfil de redes sociales.
En respuesta a la discriminación contra los medios de comunicación masiva rusos, así como a las violaciones de la legislación rusa que regula la esfera de la información, nos vimos obligados a introducir medidas de respuesta que son de naturaleza «espejo».
Me gustaría enfatizar que los países de América Latina, incluida Argentina, no han aplicado medidas discriminatorias contra los medios de comunicación rusos. Esperamos que nuestra cooperación en la esfera de información continúe de manera constructiva, incluso si tenemos diferentes puntos de vista al evaluar los acontecimientos. Lo principal es respetarlos, y no buscar «cerrarlos». Y no mentir.
¿El gobierno ruso cree en la prensa libre y en la libertad de la expresión? Si cree en esos conceptos, ¿Cómo justifica las nuevas legislaciones que son evaluadas como censura? Si no cree en esos conceptos, ¿De qué manera explica la intervención de autoridades en los medios en una democracia?
Para nosotros, la libertad de expresión no es una cuestión de fe: es un principio constitucional, tiene fuerza de ley y debe cumplirse de forma incondicional.
Pero la ley debe ser cumplida por todos, incluidos los medios de comunicación. Creo que se trata de un requisito universalmente reconocido, que no necesita explicación adicional. Estas leyes se ejecutan en Rusia, en EE. UU., en los países de la UE, también en Argentina.
En Rusia no hay censura política. En los países occidentales, lamentablemente, sí hay y está prosperando. Por lo tanto, la información de los medios de comunicación rusos no sólo se ignora, sino que se prohíbe, tanto legal como administrativamente. Este fenómeno se llama rusofobia. No se toleran puntos de vista alternativos, mientras que los hechos «inconvenientes» se quedan encubiertas.
Arman falsificaciones directas. Se publica una foto de civiles muertos en el centro de Donetsk, donde la parte ucraniana usó un misil de alta potencia con una ojiva de racimo, pero la foto esta nombrado «víctimas de la agresión rusa en Kiev». Pese a los hechos objetivos, se está reproduciendo información falsa sobre una provocación que se base en una tragedia verdadera – la muerte de civiles en Bucha. Una puesta en escena sangrienta es evidente. Se silencian las pruebas sobre el origen del misil que mató a los civiles en Kramatorsk: una vez más toda la «culpa» recae en Rusia.
Se trata de una estricta censura estatal por parte del Occidente, Hinde. Esto es una guerra mediática. Las decisiones políticas, como las sanciones económicas o la expulsión de Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, se toman sobre la base de publicaciones de los medios de comunicación.
Espero que mi entrevista se publique íntegramente y sin cortes. En otras palabras, no será censurado.
Teniendo en cuenta el vínculo emocional y familiar que hay entre rusos y ucranianos, ¿no teme el gobierno que para los ciudadanos rusos, más allá de las razones con las que podrían justificar las operaciones militares, es un tema demasiado sensible y que compromete demasiados lazos afectivos?
Efectivamente, rusos y ucranianos están unidos por siglos de una historia, cultura y vínculos espirituales y familiares comunes. En Rusia casi todas las familias tienen parientes en Ucrania.
Así que no somos indiferentes a lo que se ocurre en Ucrania. Nos preocupa que Ucrania se convierta en una «anti-Rusia», en una cabeza de puente militar hostil a Rusia. Nos preocupamos cuando nuestro pasado común, nuestra cultura, idioma, religión y tradiciones comunes son atacados y acosados desde el extranjero.
A finales de los años 90, Zbigniew Brzezinski escribió en su libro «El gran tablero de ajedrez»: «Después de derrotar al comunismo, necesitamos una escisión de la ortodoxia y una desintegración de Rusia. Ucrania nos ayudará, porque la traición es su norma de moral pública». Esto lo dijo uno de los principales anticomunistas de la historia del mundo.
Al luchar por Ucrania, también libramos una batalla por Rusia. La gran mayoría de los rusos lo entienden.
En cuanto a los que todavía no han entendido nuestras intenciones, estoy seguro de que la historia pondrá todo en su lugar. Nadie ni nada puede destruir el vínculo que existe entre rusos y ucranianos.
Las imágines de las acciones en Ucrania que se ven en los medios del mundo, incluso de China, son desesperantes. La cifra de refugiados no deja de crecer. Cuesta entender por qué Rusia ataca edificios como hospitales o teatros. Rusia argumenta que los civiles son usados como escudos, pero lo cierto es que el número de civiles muertos en esas acciones y también es muy alta. ¿Cómo lo explica Rusia?
Hinde, no he entendido de tu pregunta qué opinas sobre el hecho de que los nacionalistas ucranianos utilicen a los civiles como «escudos humanos». Si lo condenas, entonces ya has respondido parcialmente a tu propia pregunta. ¿O eres indiferente a este hecho?
Rusia no ataca hospitales y teatros. Si has seguido las noticias, que no sean sólo de los medios de comunicación occidentales, habrás visto que se trataba de locales vacíos convertidos por los nacionalistas en sus propias sedes (incluso con la esperanza de que no bombardeáramos los edificios tales, como hospitales) o de instalaciones voladas por los propios nazis ucranianos (como el Teatro de Mariupol). Una vez más: esto es una guerra mediática, Hinde. Y tú conoces bien sus leyes. No multipliques las falsificaciones.
No soy yo quien está en posesión a contar a los argentinos la sombría historia de la Escuela Mecánica de la Armada. Algo similar ocurrió en Mariúpol. El edificio del aeropuerto de la ciudad albergaba una prisión con cámaras de tortura bajo el nombre burlón de «Biblioteca». Escriba sobre eso. Te enviaremos tanto materiales, como vídeos y testimonios de antiguos presos.
Estamos luchando contra el nazismo en Europa, una fuerza brutal que está dispuesta a sacrificar civiles. Contra los que impiden la salida de la gente por los corredores humanitarios, colocando armamento en zonas residenciales, cerca de hospitales, jardines de niños, escuelas e iglesias. No haremos una vista gorda ante quienes inutilicen instalaciones críticas de suministro de energía y agua e infraestructuras de transporte mientras se retiran, creando así un desastre humanitario para los civiles. Estamos luchando contra los que matan a las personas sólo porque simpatizan a Rusia.
Una vez más: seamos honestos hasta el fin.
Durante cierto tiempo hubo expectativas acerca de que la vacuna «Sputnik V» podría llegar a significar el regreso de Rusia a la primera línea de la ciencia mundial. La OMS dio diferentes razones a lo largo del tiempo para no validar la vacuna. ¿Qué piensa Rusia? ¿Cree que se trató de una acción de disciplinamiento? ¿O en qué medida para correr a Rusia del negocio de los laboratorios?
La creación de la vacuna rusa «Sputnik V», uno de los primeros medicamentos en el mundo eficaces contra el COVID-19, ha confirmado que Rusia está a la vanguardia de la ciencia farmacéutica mundial. Me gustaría subrayar que nuestro país nunca ha abandonado las filas de las principales potencias científicas del mundo. Los vuelos espaciales, las tecnologías nucleares nacionales, la física fundamental y los logros en otros sectores lo demuestran.
Recuerdo que cuando trabajaba en Argentina, en más de una ocasión tuve que encontrarme con argentinos que aprendieron la ciencia con libros rusos. Así que también hay una contribución rusa al desarrollo tecnológico de su hermoso país.
En cuanto a la aprobación de nuestras vacunas por parte de la OMS, se ha retrasado por las demoras burocráticas y por diferentes enfoques hacia la metodología de registro de medicamentos. Las «influencias» políticas también han tenido su papel. Al mismo tiempo, nuestros medicamentos han demostrado su eficacia: «Sputnik V» ha sido aprobado por organismos reguladores nacionales en más de 70 países con una población total de cuatro mil millones de personas. Los datos de los ensayos clínicos realizados en varios países, incluso en Argentina (donde hoy el día se ha localizado la fabricación del «Sputnik V»), confirman que es una de las vacunas más seguras. Los vacunados con «Sputnik» pueden viajar a más de 100 países. Cuando la OMS aprueba el fármaco ruso, el número de estos países aumentará.
La amenaza de guerra nuclear reapareció como una fantasma con el conflicto de Ucrania y con las declaraciones del presidente Putin que la reforzaron. ¿Hay verdaderas razones para que el mundo se sienta inseguro?
Te invito que volvamos a las raíces.
El uso de las armas nucleares por parte de Rusia está previsto por nuestra Doctrina de Seguridad Nacional únicamente como un medio de respuesta o en caso de agresión con el uso de armas convencionales que lleve una amenaza a la existencia del Estado mismo.
Tras la declaración irresponsable de la Secretaria de Estado para Relaciones Exteriores y de Mancomunidad del Reino Unido Elizabeth Truss sobre la posibilidad de intervención de la OTAN en el conflicto militar en Ucrania el 27 de febrero pasado el presidente de Rusia Vladímir Putin ordenó poner las fuerzas de disuasión, incluyendo las fuerzas estratégicos de cohetes, en un régimen de guardia especial.
Quisiera llamar la atención hacia aquellos que están hablando de una guerra nuclear: tales declaraciones fueron hechas por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, así como por parte de Francia, EE. UU. y Gran Bretaña. El presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden, dijo que la Tercera Guerra Mundial podría ser la única alternativa a las duras sanciones contra Rusia.
Permíteme recordarte las palabras del ministro de Relaciones Exteriores de Rusia Serguéi Lavrov: «Está claro que la Tercera Guerra Mundial sólo puede ser nuclear, pero les llamo la atención sobre el hecho de que una guerra nuclear es algo que está dando vueltas constantes en las mentes de los políticos occidentales, y no de políticos rusos».
Al mismo tiempo creo que el mundo está mucho más preocupado por otra guerra que fue declarada contra Rusia: una guerra económica, financiera y humanitaria a gran escala y sin reglas. Ningún otro país del mundo ha experimentado antes la presión de las sanciones como Rusia. Todos los principios de la economía de mercado fueron violados. Se realiza una política de totalitarismo agresivo por motivos de nacionalidad.
Es importante entender que Washington resuelve, en primer lugar, las tareas geopolíticas de mantener la hegemonía estadounidense. Ucrania llevada hasta el caos por el régimen de quiebra de Vladimir Zelensky es no más que una herramienta en la política global de EE. UU., que pretenden luchar «hasta el último ucraniano». La línea de Washington para tratar de «asfixiar a Rusia» no sólo no funcionará, sino podrá convertirse en su propia derrota humillante. Como en Afganistán.
En realidad, la guerra económica se dirige no sólo contra nosotros, sino también contra el resto del mundo, su estabilidad y sostenibilidad, en particular energética y alimenticia. Las víctimas de esta guerra son tanto países occidentales, como Estados que no apoyaron sus medidas restrictivas.
¿Por qué Rusia no informa sobre la cifra de muertos en el conflicto? ¿Por qué fueron a territorio ucraniano conscriptos que, por ley, no deberían haber ido a combatir?
El Ministerio de Defensa de Rusia celebra diariamente ruedas informativas sobre el progreso de la operación militar especial, donde presenta datos, incluso las pérdidas de las partes.
La operación especial militar se lleva a cabo únicamente por las tropas profesionales. Efectivamente en una fase determinada en la zona de acciones bélicas en Ucrania por casualidad se encontraron unos conscriptos, que realizaban tareas de apoyo logístico. Sin embargo, se trataba de un caso excepcional, que fue corregido sin demora.
¿Cómo están hoy las relaciones de Rusia con Latinoamérica a partir del conflicto?
Los acontecimientos ocurridos en Ucrania después de que ella junto con los que están detrás de Kíev, es decir EE. UU. y los países de la OTAN, cruzaron las respectivas «líneas rojas», demostraron que América Latina sigue siendo un área independiente y una parte singular de la política exterior de nuestro país. Continuamos manteniendo el diálogo a pesar de una reacción emocional de varios socios a la operación militar especial. Seguimos aclarando la coyuntura actual, la capacidad destructiva de las sanciones de Washington y sus aliados, la necesidad crucial de desmilitarización y desnazificación de Ucrania.
Apreciamos la votación de los países de América Latina que no apoyaron resoluciones antirrusas, presentadas por el Occidente en varias arenas internaciones – la actitud de algunos de tales países equivalen a una hazaña. Agradecemos a nuestros aliados históricos que comparten la postura rusa respecto a la situación actual.
Entendemos que los países latinoamericanos están bajo una presión dura del Occidente colectivo que utiliza todo el arsenal de herramientas de la influencia política, así como las promesas económicas y el chantaje. Al mismo tiempo no se preocupa de las consecuencias socio-económicas globales de las sanciones impuestas a Rusia.
Como resultado, las restricciones ilegales contra Rusia han producido un mal funcionamiento de las cadenas de suministros. No es casualidad que se note el auge de las exigencias de excluir de las sanciones la esfera de seguridad alimenticia internacional. Crecieron notablemente los precios del combustible.
No imponemos a nadie de los países latinoamericanos ningunas esquemas ideológicos, no les hacemos elegir las partes, con quien son.
Estamos abiertos a una cooperación estratégica sucesiva con los latinoamericanos sobre una base desideologizada y pragmática, a ajustarla conjuntamente a una nueva realidad. La crisis de prácticas antiguas, por lo general, abre puertas a nuevas oportunidades.
Partimos de que la “espuma transitoria” desaparezca y el interés de desarrollar la cooperación bilateral se quede, incluyendo el apoyo en los asuntos políticos importantes para los socios y, ante todo, la promoción de los lazos económicos y humanitarios, incluido los suministros de productos de exportación tradicional de América Latina y el Caribe a Rusia, suministros de productos rusos a los países latinoamericanos, el desarrollo turístico, entre otros.
¿Cómo avanzan las negociaciones de paz? Desde Turquía trascendieron algunas exigencias de Rusia para retirarse del terreno. ¿Podría confirmarlas o adelantar algo del tema?
Los objetivos de la operación militar especial fueron declarados públicamente y al nivel más alto. Son la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania. Ella debe poner fin a sus actividades militares, prescribir en la Constitución su estatus neutral, reconocer a Crimea como parte de la Federación de Rusia, así como la independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y de Lugansk.
Las respectivas propuestas fueron entregadas durante las negociaciones en curso.
Quisiera subrayar que el arreglo de la crisis ucraniana consiste en eliminar las causas profundas del conflicto y no en proporcionar envíos masivos de armas y mercenarios a Ucrania. Cabe crear una estructura de seguridad europea equilibrada, equitativa, eficaz y sostenible, por medio de las negociaciones y en la base del respeto mutuo y seguridad indivisible, y “no echar más leña al fuego”.
Los últimos ocho años los habitantes del Donbass sufrieron de los bombardeos, bloqueos, genocidio, y la población de Ucrania sufrió discriminación y abusos por el régimen nazi. Nadie podrá hacer la vista gorda ante lo que pasó durante aquellos ocho años.
Lamentablemente, la actitud de la delegación de Ucrania es muy incoherente. El régimen de Kiev todo el tiempo da bandazos, se desliza de las propuestas formuladas por ellos mismos. Eso demuestra su falta de voluntad política o incapacidad de dialogar y encontrar soluciones.
Atravesaremos este período. Nuestra causa es justa. Conseguiremos la victoria. La economía se ajustará a una nueva situación. Reforzaremos nuestra independencia, autosuficiencia y soberanía. Saldremos de la crisis con una consciencia más sana, sin ilusionarse con confiabilidad del Occidente y sin depender nada de él.
*Periodista argentina