¿El CO2 contamina a las personas?
Las cantidades de CO2 que suele haber en el aire no representan un peligro para la salud de los seres humanos, siempre que se mantengan dentro de determinados parámetros, puesto que al ingresar en nuestro cuerpo la sangre lo transporta hasta los pulmones y estos lo desechan fuera del organismo, sin mayores inconvenientes.
En cambio, si las concentraciones sobrepasan los límites normales, el dióxido de carbono puede provocar molestias respiratorias, agravar situaciones o patologías previas, causar malestar general y en muy altas concentraciones impedir que el oxígeno cumpla su función y acarrear la muerte a los seres vivos.
¿Cómo afecta a los océanos el CO2?
Las escorrentías, es decir el arrastre de sustancias a causa de las lluvias, hace que el exceso de nutrientes de las tierras de cultivos, a los que se les agregaron abonos artificiales y/o excrementos y desechos de animales alimentados con piensos no orgánicos, más allá de provocar enormes daños en los hábitats afectados hace que el CO2 presente en estos detritus, recorra varias corrientes de agua y acabe en los océanos.
Según las temperaturas, el agua de los océanos es capaz de absorber CO2 o de eliminarlo. Cuando hace mucho calor, el CO2 se evapora y es emitido hacia la atmósfera. Pero cuando las temperaturas son frías, este se diluye y forma ácido carbónico (H2CO3), de modo que en los océanos queda aproximadamente una tercera parte del CO2 que estos han captado.
El grave problema que se genera cuando se produce el carbonato de hidrógeno o ácido carbónico por la disolución en agua del dióxido de carbono es que esta reacción provoca una disminución muy agresiva y dañina en el pH del agua de los océanos, ocasionando un fenómeno llamado acidificación.
Esta variación del pH puede tener efectos muy perniciosos para los ecosistemas marinos. Los científicos estiman que es uno de los principales causantes del blanqueamiento de los arrecifes de corales, de la baja producción de alevines de muchas especies de peces y de las intoxicación y muerte, de gran parte de los moluscos bivalvos (ostras, almejas, mejillones, etc.).
Efecto invernadero y CO2
El agravamiento del efecto invernadero funciona de la siguiente manera: los rayos del Sol calientan la superficie de la Tierra, que a su vez refleja gran parte de esta radiación hacia el exterior, pero estos rayos chocan con los gases de efecto invernadero, que los devuelven a la superficie y durante este proceso las capas inferiores de la atmósfera se calientan.
Efecto invernadero natural
Este es un proceso muy beneficioso, que tiene un impacto altamente significativo en la Tierra. El CO2 junto con el vapor de agua y otros gases, logran que la temperatura en la superficie del planeta sea la ideal, para que florezcan y se desarrollen multitud de formas de vida, ya sean vegetales como animales.
Si no existiera el efecto invernadero natural que mantiene las temperaturas dentro de un rango de habitabilidad en la superficie de la tierra, el promedio rondaría los -18ºC, por lo que la gran mayoría de las formas de vida que conocemos se extinguirían o no habría surgido, ya que les sería imposible sobrevivir.
Efecto invernadero antropogénico
Entre la irradiación hacia el exterior y la radiación hacia la Tierra debe haber un equilibrio. La generación excesiva de gases como el CO2, los NOx o el metano que acaban en la atmósfera, aumentan significativamente el número de rayos solares revertidos hacia el planeta, calentando su superficie. Esto afecta a la dinámica oceánica, al equilibrio de los ecosistemas, a la distribución de flora y fauna y a la salud de todos los seres vivos.
¿El CO2 contamina o no?
Para que el CO2 resulte contaminante para los seres vivos hacen falta dosis muy altas. Pero en concentraciones mayores de las naturales, el CO2 provoca cambios perniciosos en las aguas oceánicas y en la temperatura del planeta, por lo que debería ser una prioridad, hacer lo posible por mitigar sus efectos y evitar su producción excesiva.