Según un estudio de la Universidad de Cambridge, la emisión de gases efecto invernadero a la atmósfera desde el comienzo de la era industrial, ha generado una alteración en las estaciones del año y con ello alteraciones en procesos ecológicos, como son el crecimiento de plantas y flores, la polinización, los ciclos reproductivos y las migraciones de especies en el mundo.
La investigación indica que, por ejemplo, en el Reino Unido la primavera llega cada vez más temprano (se adelanta dos días cada diez años). Al analizar las floraciones de 1987 a 2019, se concluyó que la fecha de floración promedio se adelantó un mes respecto al periodo anterior de 1753 a 1986, lo que generó una tendencia con más hierbas y menos arbustos y árboles.
Así, pues, según el estudio publicado en Proceedings of the Royal Society, a partir de 1987, la floración dejó de ocurrir, aproximadamente, los 12 de mayo, y empezó a darse a mediados de abril. Un caso similar ocurrió en Japón, cuando en marzo de 2021, la temporada de florecimiento de cerezos se adelantó 12 días.
Para Ulf Büntgen, profesor del departamento de Geografía de Cambridge y líder del estudio, esta floración temprana podría ser el primer paso para un desajuste ecológico que dañaría de forma grave el ecosistema, los polinizadores y la agricultura.
“Cuando las plantas florecen demasiado pronto, una helada tardía puede matarlas, un fenómeno que la mayoría de los jardineros habrán experimentado en algún momento. Pero el riesgo aún mayor es el desajuste ecológico: las plantas, los insectos, las aves y otros animales salvajes han coevolucionado hasta el punto de sincronizarse en sus etapas de desarrollo”, manifestó el experto.
“Cierta planta florece y atrae a un tipo particular de insecto, que atrae a un tipo particular de pájaro, y así sucesivamente. Pero si un componente responde más rápido que los demás, existe el riesgo de que no estén sincronizados, lo que puede hacer que las especies colapsen si no pueden adaptarse lo suficientemente rápido”, agregó Büntgen.