Rusia no esperará hasta siempre la respuesta de EE. UU. y de Europa

Declaraciones del canciller ruso, Serguéi Lavrov, sobre la política exterior rusa en 2021

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La coyuntura actual en el mundo no permite descansar y relajarse. No voy a comentarla en detalle. Ustedes han oído los importantes discursos pronunciados por el presidente de Rusia, Vladímir Putin, en las reuniones ampliadas de las cúpulas directivas de los ministerios de Asuntos Exteriores y de Defensa de nuestro país y durante la gran rueda de prensa que tuvo lugar el 23 de diciembre de 2021.

Todos entienden que la situación no se mejora. Crecen las posibilidades de un conflicto hipotético.  Nuestros colegas occidentales contribuyen en la mayor medida a tal desarrollo negativo de los acontecimientos. Tomaron rumbo para socavar la arquitectura de relaciones internacionales estipuladas en la Carta de la ONU. Aplican una política dirigida a sustituir el Derecho Internacional con unas “reglas”, de conformidad con que quieren a obligar a todos a formar un nuevo orden mundial.

Se crean “formatos” diversos en las áreas de la actividad internacional que están desde hace mucho en la agenda de los organismos universales del sistema de la ONU. Se produce una duplicación. Estos formatos estrechos, “reuniones a puertas cerradas” se presentan como coaliciones de los “vanguardistas” que dictan nuevos enfoques que “necesitan” hoy todos los demás. Los que no participan en tales eventos se califican como retrógrados, países que intentan introducir el revisionismo en la vida internacional. Mientras, parece que es Occidente que se ocupa hoy del revisionismo. Intenta revisar la Carta de la ONU. Rusia y otros países que son nuestros aliados y socios estratégicos defienden la Carta de la Organización, sus principios, objetivos, su estructura y la protegen del revisionismo.

El proyecto más odioso tuvo lugar los días 9 y 10 de diciembre: la llamada cumbre por la democracia. Los preparativos de esta reunión, el propio evento, sus “resultados” proclamados en Washington son un ejemplo evidente del rumbo de nuestros colegas estadounidenses hacia la reideologización de la vida internacional (de que nos liberamos hace poco) y la creación de nuevas líneas divisorias.

Se anunció abiertamente que el rumbo de EE. UU. y la Alianza Atlántica consiste en la disuasión de China y la Federación de Rusia. No se cesan los intentos de ampliar artificialmente la composición de la OTAN, involucrar a Ucrania en esta organización.

Hace poco los dirigentes de la Alianza y de EE. UU. hicieron declaraciones curiosas de que los países escandinavos que no forman parte de la OTAN serían bienvenidos. Continúan los intentos de atraer artificialmente a sus filas y ampliar esta organización que perdió el sentido de su existencia después de la Guerra Fría y la desaparición del Pacto de Varsovia.

En diciembre de 2021, entregamos a EE. UU. y los miembros de la OTAN dos documentos, los publicamos: son borradores del Tratado entre Rusia y EE. UU. sobre las garantías de seguridad y del Acuerdo sobre las medidas de seguridad entre Rusia y los Estados miembros de la OTAN. Es un paquete de documentos. Está dirigido a excluir la posibilidad de cualquier expansión de la OTAN hacia el Este en un futuro y el despliegue de los sistemas de armamentos que nos amenacen cerca de las fronteras de Rusia.

El pasado 10 de enero, en Ginebra se celebraron las negociaciones entre nuestros expertos y los estadounidenses. El pasado 12 de enero, tuvo lugar una reunión con la participación de los países miembros de la OTAN en Bruselas. Indicamos claramente y argumentamos con detalle la necesidad de centrar la atención en el cese de la expansión de un bloque en detrimento de los intereses de otros Estados en el continente europeo. Creo que ustedes han seguido con atención la cobertura de estos eventos y las entrevistas de los representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores y del Ministerio de Defensa de Rusia.

Necesitamos las garantías jurídicamente vinculantes. Nuestros socios occidentales no cumplieron nunca sus compromisos políticos estipulados en los años 1990 (sin hablar de las promesas verbales). A juzgar por todo, no van a hacerlo ahora tampoco. Es un tema aparte. Explicamos detalladamente que tal postura fue deficiente, fue inadmisible interpretar de forma unilateral el compromiso político de garantizar la no expansión de la OTAN y la indivisibilidad de la seguridad. Estamos esperando una respuesta por escrito, en papel de nuestros colegas.  Igual que hicimos nosotros, al entregar nuestras propuestas. Continuaremos trabajando para estar listos en caso de cualquier desarrollo de los acontecimientos.

Estamos convencidos que si hay buena voluntad, voluntad de compromiso, entonces se puede siempre encontrar soluciones mutuamente aceptables. Recuerdo que, a principios de 2021, se logró prorrogar el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas Ofensivas por cinco años sin algunas condiciones, como propuso la Federación de Rusia.

Apreciamos estos esfuerzos de la Administración de Joe Biden como unos de los primeros después de que juró su cargo. Durante la reunión en Ginebra celebrada el 16 de junio de 2021, los presidentes de Rusia y EE. UU., Vladímir Putin y Joe Biden, llegaron a un acuerdo sobre la necesidad de un diálogo sobre todos los aspectos de la estabilidad estratégica y las armas que influyen en ésta. Se tomó una decisión importante que confirma el principio de que no puede haber ganadores en una guerra nuclear, por eso no debe desatarse nunca. Quisiera destacar con satisfacción que, en el marco de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, el pasado 3 de enero, se aprobó a nivel cumbre la respectiva declaración conjunta sobre lo inadmisible de una guerra nuclear y los compromisos de las potencias nucleares de aplicar todos los esfuerzos para prevenirla. Esto contribuirá a preparar la cumbre de los líderes de los cinco Estados nucleares. La iniciativa de convocarla pertenece al presidente de Rusia, Vladímir Putin. Esperamos llegar a un acuerdo en relación con la organización y la agenda de este evento. Esperamos que se celebre de forma presencial cuando la situación epidemiológica lo permita.

Trabajamos en la dirección occidental, actuamos enérgicamente en otros vectores de la política exterior de Rusia. En 2021, estaba fomentándose la cooperación integracionista en el marco de la Unión Económica Eurasiática, estaba consolidándose el proceso de integración en el marco de la Unión de Rusia y Bielorrusia. Esto contribuyó a promover la iniciativa del presidente de Rusia, Vladímir Putin, de formar una Gran Asociación Euroasiática.

Fomentamos las relaciones en este contexto con nuestros socios del continente asiático. Celebramos el 20 aniversario de la firma del Acuerdo de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación entre Rusia y China. Promovimos la asociación estratégica privilegiada con la India y la mayoría de socios en la región de Asia Pacífico, así como con los Estados de África y América Latina. En la región de Asia Pacifico se prestó una atención especial a los vínculos intensos con los países miembros de la ASEAN en el contexto de la formación de la Gran Asociación Eurasiática. Se usaron al máximo las posibilidades para un diálogo constructivo que representan tales asociaciones, como el G20, BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS).

Estuvimos involucrados en la actividad dirigida a arreglar diversos conflictos (en Alto Karabaj, Siria, Afganistán, Libia), el programa nuclear iraní, los asuntos palestino-israelíes, la situación en la península de Corea y otras zonas de crisis. En este contexto, quisiera destacar la misión que cumplió el contingente de paz de la OTSC (ahora resuelve los problemas restantes). Por solicitud del presidente de Kazajstán, Kasim-Yomart Tokáyev, las fuerzas de paz ayudaron a reprimir una amenaza terrorista real que surgió en el territorio de este país, evidentemente debido a la influencia externa.

Prestamos apoyo diplomático a la lucha contra la pandemia del coronavirus y sus consecuencias. La vacuna Sputnik V fue registrada en 71 países. En nuestros contactos con los socios extranjeros continuamos explicando la importancia evidente de la iniciativa del presidente de Rusia, Vladímir Putin, presentada en la cumbre del G20 celebrada los días 30 y 31 de octubre de 2021 sobre el reconocimiento mutuo de los certificados nacionales de vacunación. Tales acuerdos ya están conseguidos con varios países.

En 2022, continuaremos trabajando en todas estas direcciones. Defenderemos el papel protagónico de la ONU, la necesidad de respetar estrictamente el Derecho Internacional, como está plasmado en los documentos acordados y aprobados universalmente, sin los intentos de suplantarlo con artículos separados e interpretarlos en beneficio de solo un grupo de países.

Lucharemos contra el terrorismo y el crimen cibernético. Hay decisiones importantes al respecto que fueron aprobadas durante el último año en el marco de la ONU y otros foros. Prestaremos apoyo y contribuiremos a la consolidación del fondo Russki Mir como movimiento multinacional y multiconfesional. En octubre de 2021, se celebró el VII Congreso Mundial de Compatriotas Rusos. Se esbozaron planes conjuntos para un futuro.

Los asuntos relacionados con la necesidad de garantizar la libertad de opinión y de expresión y un acceso igual a la información quedarán bajo un control especial. En vista de eso, seguiremos insistiendo en que nuestros colegas no eludan el cumplimiento de sus compromisos y los cumplan plenamente.

Continuaremos manteniendo contacto con los medios de comunicación, si esto les interesa. Estamos listos a esto.

Pregunta: Usted ya ha dicho de los resultados de las negociaciones sobre las propuestas rusas respecto a las garantías de la seguridad en Bruselas y Ginebra. Ahora estamos esperando una respuesta por escrito: de EE. UU. la semana próxima, de la OTAN, durante esta semana. Además, vemos que nuestros socios critican las disposiciones importantes para nosotros y a veces hacen declaraciones negativas al respecto. ¿Qué emprenderá Rusia si EEUU o la OTAN rechazan las propuestas?

Respuesta: Esperamos una reacción por escrito. Tenemos todos los motivos para pensar que nuestros socios han entendido que es necesario hacerlo rápidamente, concretamente, en papel. No esperaremos hasta siempre. Existen planes para empantanar este proceso. Francamente dicho, todos entienden que las perspectivas de alcanzar un consenso dependen de Estados Unidos. Digan lo que digan sobre la necesidad de hablar con los aliados e involucrar a todos los miembros de la OSCE en estas negociaciones, son declaraciones vacías e intentos de retrasar el proceso.

Cuando estaban formándose las relaciones entre Rusia y la OTAN, se concertó el Acta Fundacional, se llegó a un acuerdo de crear el Consejo Rusia-OTAN, en el contexto de todos estos  procesos, Moscú y la Alianza Atlántica negociaron acuerdos políticos sobre códigos de conducta y el comportamiento en el marco de la configuración de las Fuerzas Armadas y sistemas de armas, nadie consultó con la OSCE o la Unión Europea que ahora “se ofende” (en boca de Josep Borrell) por  que se les hayan dejado por la borda. Esto no se le ocurrió a nadie. Se puede discutir aparte este tema.

Queremos ver su postura por escrito, cláusula por cláusula, acápite por acápite de cada uno de los dos documentos, recibir la reacción: qué les encaja y qué no y por qué. Si es necesario complementarlo con algo ¡qué formulen enmiendas!

Usted ha mencionado lo que ahora publican todos los medios: la reacción occidental se centra, ante todo, en la constatación categórica de lo imposible de renunciar al principio de puertas abiertas de la Alianza Atlántica. Mientras, Rusia no está vinculada con cualesquiera acuerdos en el marco de la OTAN. Nosotros, los estadounidenses, europeos, representantes de la OTAN. los que mantienen la neutralidad, están vinculados firmemente con los acuerdos y compromisos políticos en el marco de la OSCE. En este contexto, la Organización nos presenta una base normativa exclusivamente porque en los años noventa se llegó a un acuerdo sobre lo inadmisible de socavar la indivisibilidad de la seguridad y fortalecer su seguridad a cuenta de la seguridad de otros. En aquellos documentos (en particular, en la Carta sobre la Seguridad Europea firmada al nivel más alto en 1999 en Estambul) están estipulados tres componentes. Los compartieron todos y pusieron su firma por debajo.

Primero, de lo que le gusta tanto hablar a Occidente hoy, es el derecho a elegir libremente las formas de garantizar su seguridad, inclusive los acuerdos de cooperación. Se dice en el mismo documento que cada Estado tiene derecho a mantener la neutralidad. No se debe olvidarlo tampoco. Posteriormente hay un bloque que forma parte inalienable de este compromiso: el acuerdo de que cada Estado respetará los derechos de otros Estados y no fortalecerá su seguridad a cuenta de la seguridad de otros. Está estipulado especialmente que ningún Estado, grupo de Estados u organización puede tener una responsabilidad privilegiada por mantener la paz y la estabilidad en la región Euroatlántica ni puede considerar que cualquier parte de esta región es zona de su influencia.

Al “apropiarse” de la primera parte de este paquete indivisible (el derecho de cada uno de elegir alianzas), nuestros colegas de EE. UU. y la OTAN intentan desestimar todo lo demás, sin lo que la primera parte no funciona. No estamos vinculados con esta norma (sobre el respeto del derecho a elegir alianzas), si se aplica o se intenta de aplicarla violando burdamente las partes restantes de este paquete indivisible.  Lo hemos explicado detalladamente. Esperamos a las respuestas por escrito. Después de eso, si resulta evidente que tendrá sentido reanudar las negociaciones, este asunto será principal.

Insistiremos en que nuestros socios expliquen qué piensan de sus compromisos, además que éstos fueron aprobados a nivel cumbre. Si nuestras propuestas son rechazadas, evaluaremos la situación, informaremos al presidente de Rusia, Vladímir Putin.  Durante su gran rueda de prensa, él dijo que tomaríamos la decisión teniendo en cuenta todos los factores, ante todo, nuestros intereses de seguridad. 

No voy a hacer conjeturas, cómo nuestros colegas occidentales intentan hacer.  Creo que es contraproducente Es importante para nosotros recibir una respuesta concreta o contrapropuestas para que se refieran a las cuestiones formuladas en nuestros documentos que son clave para impedir un desarrollo negativo de los acontecimientos en nuestra región común: Europa. Juzgaremos por la reacción de nuestros colegas, en qué medida son serios.

La jefa del equipo negociador de EE. UU. en Ginebra, vicesecretaria de Estado de EE. UU., Wendy R. Sherman, dijo que no habían sido las negociaciones, sino un estudio de las posturas. Es elocuente. Llegamos a estas negociaciones con las posturas formuladas por escrito un mes antes de la fecha de la reunión en Ginebra.  Los estadounidenses que no pudieron estudiar nuestras propuestas, durante este mes, para formular una postura concreta, solo se limitaron con las preguntas y explicaciones verbales. Es una etapa pasada. (I)