El 9 de diciembre, el Instituto Hospitalario Universitario de Enfermedades Infecciosas (IHU) de Marsella anunció una nueva cepa de la Covid-19; por lo tanto, decidieron llamarla la “variante IHU”. Se identificó por primera vez en un adulto de nacionalidad francesa que viajó a Camerún, ubicado en África occidental. Al regresar a Francia después de tres días, se le reconoció como portador de una nueva variante del Covid-19.
Se afirma que esta variante se encontraba en la República del Congo desde septiembre del año pasado, puesto que sería una de las derivadas de la cepa B.1.640, propia de dicho territorio. Respecto a ello, la Agence France-Presse (AFP) manifiesta que “una de sus mutaciones se asocia con un posible aumento de la transmisión del virus”. La variante IHU, también conocida como B.1.640.2, actualmente tiene 46 mutaciones, un número mayor a las de omicrón.
Sin embargo, solo identificaron 12 casos similares alrededor del mundo hasta el momento. Por esta razón, la doctora Maria Van Kerkhove, epidemióloga líder de la OMS, declaró que: “Esta variante representa menos de 1 por ciento de las muestras en Francia. Hay dos subvariantes: la B.1.640.1 y la B.1.640.2, y es importante que las sigamos, por la cantidad de mutaciones con las que cuenta, pero no está circulando muy activamente.”
De esta forma, la Organización Mundial de la Salud (OMS) llama a la calma frente a la incertidumbre de esta variante. No obstante, la directora del Departamento de Inmunización de la OMS, Kate O’Brien, recalca el papel de la vacunación refiriéndose a la IHU: “El desempeño de las vacunas funciona incluso con estas variantes”.
