En Brasil se ha estado reportando casos de extrema pobreza. Uno de ellos es el de la pobreza menstrual, que es percibido por las mujeres. Debido a que muchas de ellas no pueden pagar un paquete de toallas higiénicas que están entre 0,54 y 1,8 USD, en su lugar se ven forzadas a utilizar papel o incluso miga de pan.
“Cuando se rompe un pañal de mi hijo, pienso: se convertirá en toalla higiénica” piensa Vanessa Moraes, que rara vez puede adquirir estos productos. La pobreza menstrual, como se la ha denominado, es un problema que aqueja a millones de brasileñas en situación de pobreza, después de que el presidente Jair Bolsonaro vetara su distribución gratuita.
“Las toallas higiénicas son caras, por eso usamos un pañal, una tela, una funda de almohada”, explica Vanessa, de 39 años y residente del Complexo do Alemão, una de las mayores favelas de Río de Janeiro. De acuerdo con un estudio publicado en septiembre de Sempre Livre, fabricante de toallas higiénicas, el 28% de las mujeres de bajos ingresos padecen pobreza menstrual.
A su vez, el informe publicado este año por el movimiento Girl Up, de la Fundación de las Naciones Unidas, ‘Libres para menstruar: la pobreza menstrual y la educación de las niñas’, señala que una de cada cuatro niñas y adolescentes faltan a la escuela cuando tienen su período porque “no están en condiciones de tener sus periodos con dignidad”.
Debido a esta problemática, la ONG ‘One by One’, que distribuye recursos a familias en situación de vulnerabilidad ha tenido también que entregar paquetes de toallas higiénicas. La presidenta de ‘One by One’, Teresa Stengel, asegura que “con la pandemia y la crisis económica, muchas madres a las que atienden les informan de que han vuelto a usar paños, papel, algodón y otros materiales cuando menstrúan”.
El atropello de Bolsonaro
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, firmó en octubre un proyecto de ley para promover la salud menstrual, sin embargo, vetó la parte que preveía la distribución gratuita de toallas higiénicas, perjudicando a más de 5 millones de mujeres, en especial alumnas de barriadas populares.
Según el mandatario, el texto no especificaba la fuente de financiación y obligaría a “retirar fondos del presupuesto de salud o educación”. El congreso brasileño deberá tomar la decisión de revocar el veto o no, aunque hasta el momento no hay una fecha pactada para la votación.
Tras el atropello de Bolsonaro, la alcaldía de Río anunció el programa “Livres para Estudar” (Libres para Estudiar), que tiene como objetivo distribuir más de 8 millones de toallas higiénicas por año a alrededor de 100.000 estudiantes del sistema educativo municipal.