La médica cirujana, Alejandra Pichilingue, a sus cortos 26 años no ha dejado de asistir a pacientes de coronavirus en sus hogares. La galena a pesar de ser asmática, estuvo en primera línea desde que inició la pandemia.
Además, la joven pertenece al Servicio Rural y Urbano Marginal de Salud (Serums) en una posta médica de Ancón, sin remuneración en la cual la compensación más valiosa, que puede recibir es la gratitud de los pacientes y sus familias. “Gracias a Dios, la mayoría de pacientes han tenido un soporte familiar muy bonito y han podido recuperarse”. “Creo que nada se puede comparar con ese sentimiento que te invade cuando el paciente te da las gracias y la familia, contenta, sabe que se logró el objetivo”, añadió.
Por otro lado, Pichilingue señala que se contagió de Covid-19 un mes después de recibir la segunda dosis de la vacuna. Sin embargo, su estado no fue grave debido a que recibió la vacuna Sinopharm. “No hay nada que dudar: uno tiene que vacunarse, la Sinopharm está aprobada por la Organización Mundial de la Salud, se aplica en más de 50 países y está demostrado que disminuye hospitalizaciones y requerimientos de camas UCI”, sostuvo.
“Esta vacuna sirve, no es agüita como dicen algunas personas sin ningún fundamento”, añade la médica “No queremos ver gente grave, no queremos personas intubadas”, manifiesta. La única opción para enfrentar una tercera ola es mediante la vacunación .“Corran a vacunarse, con la marca que sea –hace un llamado a la conciencia de los ciudadanos– ¡Estamos en una pandemia!”, finaliza.
C.B.J.P.A.
