El recogedor de frutas más pequeño hace sus labores dentro de las células.

Un sistema de inteligencia artificial basado en redes neurales controla las microagujas robóticas, con las que es factible la extracción automática de metabolitos vegetales directamente de las células.

Los metabolitos de las plantas consisten en una amplia gama de sustancias químicas que a menudo son de gran importancia para la humanidad. Muchos de esos metabolitos, como el fármaco contra la malaria llamado artemisinina, tienen notables propiedades terapéuticas. Otros tienen propiedades mecánicas, como el caucho natural procedente de la savia de árboles, o energéticas como es el caso de los biocombustibles.

Dado que la mayoría de los metabolitos de las plantas se aíslan en células individuales, el método de extracción de los metabolitos también es importante, ya que el procedimiento afecta tanto a su rendimiento como a la pureza del producto.

Para obtener las sustancias de interés hay que separarlas de una gran cantidad de tejido vegetal, con todo lo que ello comporta.

Por lo general, la extracción implica la molienda, la centrifugación y el tratamiento químico con disolventes. Esto da lugar a una considerable contaminación y muchos residuos, lo que contribuye a los elevados costes financieros y medioambientales del proceso.

El equipo de Kaare Hartvig Jensen, de la Universidad Técnica de Dinamarca, se propuso reducir la necesidad de cosechar, transportar y procesar los cultivos para la producción de biocombustibles, fármacos y otros productos.

El nuevo método que él y sus colegas han diseñado para extraer las sustancias necesarias (los metabolitos), también elimina la necesidad de procesos químicos y mecánicos.

El nuevo y revolucionario concepto consiste en extraer directamente de las células las sustancias de interés, sin intervenir de ningún otro modo en la planta, en vez de procesarla entera o en buena parte y a menudo destruyéndola.

El nuevo dispositivo recolector mide sólo unas micras, está controlado por un sistema de inteligencia artificial y constituye un avance tecnológico notable. Las células de los frutos y las hojas que busca el recolector tienen 100 micras de diámetro, y la punta de la aguja tiene unas 10 micras de diámetro.

La nueva tecnología permite “ordeñar” a los vegetales de un modo sostenible. Por ejemplo, una de las cosas para las que podría utilizarse esta tecnología en el futuro es para aprovechar la energía de los árboles, que contienen mucho biocombustible.

B.A.M.P