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Joe Biden*
El miércoles parto hacia Europa en el primer viaje de mi presidencia al extranjero. Es un viaje repleto de reuniones con muchos de nuestros asociados democráticos más cercanos, incluyendo a los países del Grupo de los Siete, nuestros aliados en la OTAN y el liderazgo de la Unión Europea; antes de cerrar mis encuentros reuniéndome con Vladimir Putin. En este momento de incertidumbre global, cuando el mundo se enfrenta con una pandemia que ocurre una vez cada siglo, este viaje es para realizar el compromiso renovado de Estados Unidos con nuestros aliados y asociados y para demostrar la capacidad de las democracias tanto como para enfrentar los desafíos como para detener las amenazas en esta nueva era.
Ya sea para acabar con la pandemia de covid-19 en todas partes, para atender las demandas de una crisis climática que se acelera, o para confrontar las actividades dañinas de los gobiernos de Rusia y China, Estados Unidos debe liderar el mundo desde una posición de fuerza. Gracias al Plan de Rescate Estadounidense y a nuestra estrategia local para la vacunación, nuestra economía está creciendo más rápidamente que en cualquier otro momento en casi 40 años. En los primeros cuatro meses de nuestra administración hemos creado más puestos de trabajo que cualquier otro presidente. Los salarios están aumentando para los trabajadores estadounidenses. Y a medida que la recuperación económica de Estados Unidos ayuda a impulsar la economía global seremos más fuertes y capacitados al estar rodeados por naciones que comparten nuestros valores y nuestra visión de futuro, por otras democracias.
Esta es la agenda que presentaré en cada escala. En el Reino Unido, luego de reunirme con el primer ministro Boris Johnson para afirmar la relación especial entre nuestras naciones participaré en la cumbre del G-7. Este grupo de las principales democracias y economías no se ha reunido en persona en dos años, debido al coronavirus. Acabar con esta pandemia, mejorar la seguridad en la salud para todas las naciones e impulsar una recuperación económica global robusta e inclusiva serán nuestras prioridades principales.
Los ministros de Finanzas del G-7 ya han asumido un compromiso sin precedentes para aprovechar el impulso para crear una tasa tributaria mínima global de por lo menos el 15 por ciento, para acabar con la competencia a la baja de impuestos a las corporaciones. Y con Estados Unidos de retorno a su asiento en el asunto del cambio climático tenemos la oportunidad de aplicar un progreso ambicioso que frene la crisis climática y consiga puestos de trabajo al apoyar una transición mundial hacia la energía limpia.
Así como ocurre en nuestro país, aprovechar la capacidad de las democracias para competir y proteger a nuestra población de las amenazas imprevisibles exige que hagamos inversiones en la infraestructura. Las principales democracias del mundo estarán ofreciendo una alternativa de alto nivel a China para mejorar la infraestructura física, digital y de salud y que sea más resistente y apoye el desarrollo mundial.
A medida que las nuevas tecnologías redefinen nuestro mundo de maneras fundamentales, exponiendo vulnerabilidades como son los ataques cibernéticos con pago de rescates y creando amenazas como la vigilancia por medio de la inteligencia artificial, las democracias del mundo deben garantizar conjuntamente que nuestros valores sean los que gobiernen el uso y desarrollo de esas innovaciones, no los intereses de los autócratas.
Esos valores democráticos compartidos son el fundamento de la alianza más exitosa en la historia del mundo. En Bruselas, en la cumbre de la OTAN, afirmaré el inquebrantable compromiso de los Estados Unidos con el Artículo 5 y para garantizar que nuestra alianza sea fuerte frente a cualquier desafío, incluyendo amenazas con ataques cibernéticos contra nuestra infraestructura vital.
En mi estancia en Bruselas me reuniré con el presidente de la Comisión Europea y con el presidente del Consejo Europeo para conversar sobre la manera en que Estados Unidos y Europa pueden trabajar en estrecha coordinación en los desafíos globales. Nos enfocaremos en la manera de asegurar que las democracias de mercado, no China o nadie más, redacten las reglas del siglo XXI en torno al comercio y la tecnología. Y seguiremos persiguiendo el objetivo de una Europa entera, libre y en paz.
Por ello, mi reunión con Vladimir Putin en Ginebra será tras las negociaciones de alto nivel con amigos, asociados y aliados, que miran el mundo por medio del mismo lente que Estados Unidos y con quienes hemos renovado nuestros contactos y nuestros propósitos compartidos. Estamos unidos firmes para enfrentar los desafíos de Rusia a la seguridad europea, comenzando con la agresión en Ucrania y no habrá ninguna duda en cuanto a la determinación de Estados Unidos para defender nuestros valores democráticos, los cuales no podemos separar de nuestros intereses.
En mis conversaciones telefónicas con el presidente Putin he sido claro y directo. Estados Unidos no busca el conflicto. Nosotros queremos una relación estable y predecible en la que podamos trabajar con Rusia en temas como la estabilidad estratégica y el control de armas. Es por ello que actúe inmediatamente para ampliar por cinco años el Nuevo Tratado START e incrementar la seguridad del pueblo estadounidense y del mundo.
Al mismo tiempo, he impuesto consecuencias importantes a las conductas que violan la soberanía de Estados Unidos, incluyendo la interferencia en nuestras elecciones democráticas. Y el presidente Putin sabe que yo no he de vacilar en responder a futuras actividades dañinas. Cuando nos encontremos otra vez subrayaré el compromiso de Estados Unidos, Europa y las democracias de ideas afines con la defensa de los derechos humanos y de la dignidad.
Esta es la pregunta que define nuestro tiempo: ¿pueden las democracias organizarse para producir resultados reales para nuestro pueblo en un mundo rápidamente cambiante? ¿Es que las alianzas e instituciones democráticas que han dado forma a gran parte del siglo pasado pueden demostrar su capacidad frente a las amenazas y adversarios de estos días modernos? Yo creo que la respuesta es sí. Y esta semana en Europa tendremos la oportunidad de demostrarlo. (The Washington Post)
* Presidente de los Estados Unidos