Política ficción: ¿qué pasará si Pedro Castillo gana la presidencia?

Por Ricardo Sánchez Serra

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En un ensayo de política ficción nos adelantamos a que pasaría si el candidato comunista-caviar-socialista gana las elecciones a Keiko Fujimori.

Keiko pierde por el ausentismo en la votación, por la indiferencia, por el odio de gente que se creyó una malsana y falsa propaganda, debido a que “El odio solo se encuentra donde no hay lugar para la inteligencia“, tibieza e indecisión de los empresarios, y en general por falta de patriotismo entre los peruanos, que creen poder construir algo en las arenas movedizas, y que solo se hundirán más y más.

El 28 de julio a las 10.00 horas llega Castillo al Congreso vestido con su túnica ancha abotonada hasta el cuello y pantalones holgados -ataviado por la hoz y el martillo- portando su rifle ZKZM-500, acompañado de su seguridad, engalanada de uniforme rojo guardadores verdes.

Ya en el hemiciclo al primero que saluda es a su cordial y dilecto amigo e invitado especial, Kim Jong Un, dictador de Corea del Norte. Mira de reojo y con desprecio a la embajadora de Estados Unidos –que no envió delegación-, Lisa Kenna y sube al pedestal para ser ungido como sátrapa –perdón, mandatario- del Perú.

Antes de jurar hace quitar el crucifijo y ordena –premonitoriamente- que coloquen la estatua de Seth -dios del caos, la guerra, del desierto y la sequía- hace su ofrenda e inicia su diatriba –perdón, su rollo- mirando solo a la izquierda.

Declaró licuado el Congreso y llamó a una Asamblea Constituyente –que se instalaría varios años después- a la que no pueden postular los ciudadanos asilados, apátridas, encarcelados, deportados o que estén confinados en los campos de reeducación.

Confiscó todas las empresas privadas –a quienes les pagó un bono de un sol por cada propiedad-, menos las chinas, que como se sabe tratan al trabajador con azotes y mutilaciones como en la Edad Media. Los colegios privados fueron incautados, colocando como directores a miembros sin instrucción de Perú Libre.

Además, los agricultores pasaron a ser dueños de las granjas (también a los patrones le dieron un bono de un sol). Todas las iglesias católicas y otras, fueron convertidos en establos. El que rezaba en la calle era fusilado inmediatamente.

Con respecto a los medios de difusión –salvo una radio afín-, los incautó y a los dueños y a los periodistas los envío a “campos de reeducación” –calco y copia de Madame Mao, Chiang Ching-, para que salgan con el cerebro lavado, adecuadamente adoctrinados en el marxismo-leninismo-polpotiano, pensamiento Kim (ahí igualmente se encontraban Verónika, Arana, Gustavo Gorriti, etc.)

A los peruanos opositores a su régimen los encarceló o deportó, en esa lista negra estaba Keiko, López Aliaga, De Soto, Forsyth, Nieto, Martha Chávez, Beto Ortiz y Uri Ben. Asimismo, Antonio Ramírez, Aldo Mariátegui, Martín Santiváñez, De Althaus, Luis Benavente, Raúl Diez Canseco, Rospigliosi, Mechita Araoz, Ántero Flores Araoz, Carlos Linares, Iván Slocovich, Ángel Sánchez, Víctor Andrés Ponce, Mariela Balbi, Diana Seminario, Enrique Ghersi, Fernán Altuve, Armando Canchanya, Ricardo Gómez, Manuel Ruiz Huidobro, Ricardo Escudero, Luciano Revoredo, Tribi Bonaparte, César Ibarra, Antonio Tarazona, Mauricio Mulder y Luis Gonzáles Posada, entre muchos otros personajes.

Castillo no sabía aún qué hacer con Phillip Butters, César Campos, Rey y Barba o  Vitocho, si deportarlos o enviarlos a los campos de reeducación.

A los que pudieron huir les quitó la nacionalidad y llamó al Rey de España para que le quite el título de marqués a Mario Vargas Llosa, bajo la amenaza de romper relaciones. Igual pasó con Francisco Tudela y a Fernando De Trazegnies, ya que llamó a reyes europeos para que le quiten sus títulos nobiliarios.

En el plano exterior, firmó un Tratado de Defensa y Asistencia Mutua con Corea del Norte, rompió relaciones con los gobiernos “derechistas” de la región: Brasil, Colombia, Uruguay y Ecuador.

El mismo día de su entronización, expulsó a veinte diplomáticos norteamericanos por presunto espionaje y a otros tantos de la Unión Europea, África, Medio Oriente y Asia, Se solidarizó con Bolivia por su salida al mar y declaró la guerra a Chile, mientras el desempleo, la hambruna, la muerte y el virus chino asolaban al Perú.

¿Qué pasó con los militares? Mi oráculo no llegó a tanto.

Mientras, el dios Seth estaba muy feliz por su alumno tan empollón.