Durante las próximas semanas, el país norteamericano prepara una “serie de acciones clandestinas” en respuesta a los supuestos ataques rusos. A pesar de las acusaciones, Moscú las ha rechazado.
Ataque sin pruebas
El pasado diciembre, la noticia de un ataque cibernético masivo a instituciones gubernamentales como Departamentos de Estado, Comercio y hasta del Pentágono fue informada por varios medios como The Wall Street Journal, The New York Times y The Washington Post.
En las notas, solo citaban a fuentes anónimas y acusaban sin pruebas a presuntos “hackers” rusos. A pesar de ello, están llenas de alertas sobre el alcance y la logística detrás de este ataque sin precedentes.
Se estima que unos 18.000 “usuarios privados y gubernamentales” pudieron ser afectados. La empresa privada FireEye ha detectado que el ataque pudo haber sido provocado por un código malicioso localizado en las actualizaciones de “software” legítimos proporcionados por terceros. Es así como se ha logrado obtener información altamente calificada de organizaciones estatales.
Respuesta americana
A pesar de la falta de evidencia para determinar el origen de los “hackers”, EE. UU. ha preparado una serie de respuestas entre las cuales se encontraría una posible sanción económica contra Moscú. Estas aún se encuentran en discusión, pero el gobierno de Joe Biden ya ha explicado que existe una “orden ejecutiva” para fortalecer la protección de las redes del Gobierno norteamericano a fin de provenir futuros hackeos.
También se evalúa una respuesta a China tras las intrusiones cibernéticas que sufrió Microsoft la semana pasada y que estarían vinculadas con un grupo chino patrocinado por el gobierno.
Por su parte, el presidente Vladimir Putin aclaró que las relaciones con el país norteamericano “se han convertido en rehenes” de las políticas dadas por este país.
Y.C.G.P.
