La nueva teoría de Avi Loeb sobre la muerte de los dinosaurios

Hace 66 millones de años, en la costa de la provincia mexicana del Yucatán, se estrelló una gigantesca roca proveniente del espacio.

Los cálculos de Loeb y Siraj sugieren que la probabilidad de que cometas de periodo prolongado impacten en nuestro planeta es diez veces más que antes.

El brutal impacto provocó una explosión equivalente a la de diez mil millones de bombas atómicas como la de Hiroshima, provocando la extinción de los dinosaurios.

El origen de esta explosión ha sido objeto de un intenso debate. Hasta el momento, el principal sospechoso es un miembro del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter.

Sin embargo, Avi Loeb, astrofísico de la Universidad de Harvard y conocido por sus polémicas teorías, junto al estudiante Amir Siraj, consideran que el culpable habría sido otro factor.

Según explican los expertos Loeb y Siraj en la revista “Nature Scientific Reports”, se trataría de una nueva teoría que implicaría a Júpiter y su campo gravitacional.

A través de un análisis estadístico y simulaciones gravitacionales, ambos sostienen que una fracción significativa de cometas originado en la nube de Oort se desvió de su ruta gracias al campo gravitacional de Júpiter.

Según explica Siraj, “el sistema solar actúa como una especie de máquina de pinball”; Júpiter acerca mucho al sol a los cometas entrantes de “periodo prolongado” y, en ese acercamiento, se puede romper la roca en pedazos.

El especialista afirma que la parte del cometa que se encuentra más próxima al sol, al estar tan expuesta, se rompe en muchos pedazos pequeños; y, al regresar a la nube de Oort, “uno de esos fragmentos” golpeó la Tierra.

“Estamos sugiriendo que, de hecho, si rompes un objeto cuando se acerca al sol, podría dar lugar a la tasa de eventos adecuada y también al tipo de impacto que mató a los dinosaurios”, afirma Loeb.

Asimismo, los investigares creen que sus cálculos son consistentes comparados con la edad del cráter de Chicxulub, el enorme costurón de 149 km de largo y 19 de profundidad ubicado en México, ofreciendo una explicación satisfactoria sobre su origen.

Loeb considera que comprender este suceso no solo es crucial para resolver un misterio de la historia de la Tierra, sino que podría resultar fundamental si un nuevo choque espacial amenazara al planeta.

G.S.S.V